La guerra mundial llegó

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Albert miraba al trío de hombres, tenían la cara con moretones y heridas. Aún tenían algo de sangre en la nariz y en la boca producto de los puñetazos que se dieron, más habían recibido otro por parte de Albert.

Katerina estaba en cama, el doctor la había revisado y dijo que, el golpe la había dejado inconsciente, pero que estaría bien, sin embargo, que debían tener cuidado, ya que la probabilidad de que su salud cardíaca empeorase debido al golpe, era alta. Candy estaba a su cuidado, mientras veía como Albert retaba a su padre y amigos más allá

¿motivo de la discusión? -albert los interrogó, y los 3 se miraron desafiantes- Hablen ya...

Alastor comenzó! -stear apunto al hombre quien lo miro molesto y confuso- el fue!

¿disculpa? Yo estaba ocupado cuando entraste y me diste un golpe! Tú empezaste muchacho -lo miro enojado- eres un cobarde

¿a quien llamas cobarde? -se abalanzó, pero Albert los detuvo- me has llamado cobarde!

Basta!! -albert grito- me tienen hasta la coronilla -los tres guardaron silencio- no entiendo la razón de su pelea, pero, por favor! Llevábamos dos años en paz de tanto asesinato y demás y ustedes deciden pelear! ¿al menos es de importancia por lo que pelean?

Por supuesto! Es por el amor de una mujer! -archie grito fuerte causando que los niños, quienes estaban en la planta baja, escucharan- Por eso peleamos Albert!

¿los 3? -albert estaba sorprendido- y ..¿de quien?

De Katerina -comento Alastor dejando a un rubio a punto de sufrir un ataque- si, Albert, también me enamoré

No entiendo... -albert se sentó y tomo aire- No es que no puedan, es el simple hecho de que me deja en shock... Tenía que esto podía pasar...

Lo siento -comentaron los 3-

Katerina no se fijara en ustedes si se comportan de esa forma -candy hablo mientras sostenía la mano de la inconciente joven- Si los ve pelear, se apartará...

Tiene razón -archie miro a sus contrincantes- pero, yo no quiero perderla

Archie, quien gane el corazón de Katerina será el vencedor... En el amor no se manda -comento-















Candy, mi dulce Tarzán pecosa... -Terry miraba una foto que le había robado en la escuela a Archie. Era de Candy, en un salon- No sabes cuánto te he extrañado y, aunque te he hecho daño, no puedo olvidarte así como así... Estoy enfermo, lo sé, pero mi amor no se irá ni por lo más mínimo... Mi amor se transformó en obsesión y el que no seas mia ni seas la madre de mis hijos, me perturba. Candy, como quisiera tenerte entre mis brazos y amarte como en la escuela, pero tú hiciste algo que me ha dolido desde aquella vez y yo te lo he hecho pagar de todas las maneras posibles... Pero, tengo aún la esperanza, de que me perdones

¿con quién hablas? -patty entro tras oír los murmullos ajenos, mientras cuidaba de los más pequeños-

La muchacha pecosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora