Un beso con veneno

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Todos de pie, con trajes negros y fingiendo tristeza ante el mundo. Así había Sido el funeral de Annie cornwell o de soltera, Brighton. Periodistas y demás se encontraban en el lugar, y la familia junto con la alta sociedad lamentaba el accidente.

Candy había tenido que comunicarse con la señora Brighton y decir que Annie había fallecido a manos de un atacante en medio de la noche, lo cual fue creíble por el tiempo de asesinatos que ocurrían, sin embargo, Candy... Debido a la traición que su "amiga" en vida le hizo, no se quiso responsabilizar por el funeral ni mucho menos, asistir. Fingió, sin más, que debido al embarazo estaría en cama, pero en realidad se fue al hogar de pony donde la hermana María ahora se hacía cargo del orfanato y los niños. Albert decidió que, apenas el funeral terminará, todos irían al hogar de pony y pasarían unos días ahí, descansando del ambiente de Lakewood que para Albert, el aire de la mansión estaba con mala energía.

Así que, tras terminar el funeral fingiendo tristeza para no demostrar que en el fondo se sentían felices de que el karma llegará, decidieron irse luego, al hogar como propuso Albert.





_2 semanas despues_

¿Katie? ¿puedo hablar contigo? -candy tocaba la puerta donde dormía la prima de su esposo con los más pequeños. Ya que la hermana María le costaba hacerse cargo de tantos pequeños, decidió ayudar con los bebés. La joven abrió la puerta con una pequeña sonrisa de alivio al ver que Candy la llamaba- Katie...

Adelante, Candy -comento haciendo pasar a la pecosa, quien se sentó en la cama vacía donde la otra rubia se acostaba y cuidaba de los bebés en las cunas que estaban puestas en la otra esquina del cuarto- ¿ha sucedido algo?

Si, he soñado con tu hermana desde hace dos días -katie la miro sin expresión- es... Como si necesitara algo

¿Crees que no descansa en paz? -se sentó junto a la esposa de su primo y la miro- ¿te dice algo?

Si, dice que debo buscar a sus otros hijos, ya sabes... -bajo la cabeza- ¿pero por dónde empezar?

Los Grandchester deben tener idea de dónde están -katie suspiro- ¿y no te dice nada más?

Dice que vendrán más cosas -la pecosa se colocó una mano en la frente- Que daría yo por qué esto se detuviera

Talvez eso quiere que hagas, Candy -katie miro a la de ojos esmeralda y se puso de pie- talvez quiere que, mediante lo que te muestra, detengas todo esto

Tienes razón -comento colocándose de pie- ¿estarías dispuesta a ayudarme?

Esa pregunta me ofende -comento entre risas a lo que Candy la miro confundida- escucha, Candy, ahora mi vida está hecha para mantener a mi primo, a ti y a la familia a salvó...se que el es patriarca, pero por ahora está débil con tanto -se acercó levemente- Quiero decir, que hago esto por qué tú me has ayudado a amarme a mi misma y porque Al me salvó de las garras de la locura de mis padres, afortunadamente murieron...

.... ¿no te duele?

Sería mentir si te dijera que no -katie se dió la vuelta y se acercó para tomar en brazos a uno de los bebés. Candy se sorprendió- ¿Que?

Tienes un bebé en tus brazos -sonrío aún asombrada-

Es gracias a ti, Candy -katie le sonrio- me ayudaste a superar mi más grande temor... Ahora! Tengo una idea -se acercó a Candy con el bebé en brazos- busca algún diario de vida o algo que solo te sirva a ti y este sin escribir algo

La muchacha pecosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora