Capítulo 4

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Una semana y las clases iban de maravilla, la academia no parecía distar mucho de la secundaria, por lo que, no sentía tanta presión, al menos por ahora.

Sin tareas y con mucha energía Rodrigo estuvo frustrado sin hacer algo productivo hasta que recordó que tenía pendiente aprenderse una coreografía que había dejado desde que empezó la academia.

"Beyond" de XIUMIN se había convertido en una de sus canciones favoritas, amaba los pasos de baile que tenía el vídeo por lo que cuando la vio se propuso aprenderlos; sin embargo, había partes en las que el ridículo -porque bueno, no era un experto-, pero se divertía sin pena por dos razones. La primera y primordial era que no tenía público para avergonzarse por ello. Y en segundo lugar, la música se había hecho para disfrutarlo y eso era todo lo que importaba ¿Verdad?

Estaba tan metido en su mundo que saltó asustado cuando escuchó el portazo que resonó por toda la casa.

Curioso bajó todo el volumen de su música y se acercó a su ventana para ver un auto -que él reconocía a la perfección- alejarse y adentrarse en la cochera de unas casa más allá.

—¿Qué habrá pasado? —murmuró para sí mismo antes de salir de su cuarto con la intención de averiguarlo, porque el chisme era chisme; sin embargo;  dudo unos segundos cuando se encontró con su hermana hecha una furia entrando a su cuarto y cerrando su puerta de golpe, nuevamente.

Misterio 1: Resuelto. Su hermana había sido quien azotó la puerta de la entrada con fuerza, ahora la pregunta era por qué.

«¿Arriesgarse o no arriesgarse». La pregunta pasó por su cabeza junto con la decisión mientras caminaba hacia el cuarto de su hermana.

Tocando con cautela la puerta de Ana esperó a que le abriera para enterarse de lo que había sucedido; sin embargo, casi se arrepiente cuando su hermana lo atendió con una mirada asesina y molesta de niveles épicos. Eso era nuevo.

—¿Quién te molestó?

—Un vecino imbécil —bueno, no era la respuesta que esperaba, pero la aceptaba con inclinación de cabeza mientras su hermana lo dejaba pasar a su cuarto— Aish —se quejó con fuerza que por un momento pensó que se arrancaría los pelos—, es qué no podemos tener vecino agradables como cuando vivíamos en el otro extremo del mundo.

Bueno, él no podía opinar porque apenas salía y cuando lo hacía era porque Alexis lo sacaba de su casa.

—Dime ¿Cómo es que hay personas que se creen mejor que otras? —le preguntó señanlándolo y él alzó sus manos antes de responderle.

—Porque son idiotas —aunque salió como duda era lo que pensaba, de hecho fue a la única conclusión que llegó cuando Federico lo molestaba por ser becado, como si tener dinero lo hiciera mejor. Imbécil.

—Deberían extinguirse del mundo, dejar de contaminar y robar oxigeno para quienes si lo merecen...

—Okey... Nunca te había visto así de mala sangre —comentó con cautela porque aunque le estaba hablando con un tono bastante aceptable la molestia en su voz no disminuía y él no quería su blanco— ¿Qué te hicieron? —le preguntó, que era por lo que había ido a su cuarto en primer lugar.

Su hermana suspiró y se tiró en su cama mientras él estaba sentado a los pies.

—¿Sabías que tenemos vecinos?

«No, que novedad», pensó con sarcasmo, pero mantuvo su boca sabiamente cerrada.

—Bueno, obvio tenemos —se aclaró solita y él se rió—. En fin, sucede y acontece, que a un par de casas de aquí vive Samuel —le dijo y él asintió levantando un puño mental, sabía que Samuel estaba involucrado—. Sus padres son dueños de la empresa inmobilaria para la que estoy trabajando —continúo y eso si lo sorpendió.

¡Somos vecinos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora