Federico
***
—Si de verdad lo quieres dile lo que sientes de frente, no le des vueltas porque de lo contrario Rodrigo es idiota y ni te va a entender.
—No le digas idiota —gruñó molesto por el calificativo que Alexis había utilizado, pero el mejor amigo de Rodrigo solo puso los ojos en blanco.
—Si quieres actuar como un perro persiguiendo su cola, anda, ve, se sutil —le dijo divertido—, pero ya sabes mi consejo y creo que de los dos deberías recordar quien es el mejor amigo y qué lo conoce más.
Ouch. Eso había dolido, pero Alexis había tenido razón con su consejo cuando lo llamó el día anterior, porque después de detenerse un segundo analizando todo lo que habia hecho por Rodrigo y este siguiera asumiendo que era debido a que queria su perdón, bueno, dejaba claro que debía hacer aunque su corazón hubiera estado corriendo como loco en ese momento por los nervios.
Declararse a Rodrigo era un movimiento arriesgado que podía condenarlo todo. Apenas lo había perdonado por ser un idiota hace poco y estar confesando sus sentimientos no era precisamente algo lógico para él ; sin embargo, Alexis era su mejor amigo y lo conocía mejor que nadie, como tan amablemente se lo habia recordado, así que si él decia que salte por Rodrigo pues le tocaba saltar.
—Di algo —le pidió relamiéndose sus labios que derrepente se encontraban resecos.
—No sé que quieres que te diga —lo dijo tan bajo que apenas lo escuchó dado que había bajado la mirada—. Yo... Tú, bueno, tú eres tú y yo soy yo, tenemos historia y no una buena historia.
¿Y no era eso lo más jodido? Lo peor es que no tenía a quien culpar más que así mismo por lo imbécil que había sido.
Su hermano siempre le decía que parecía un niño de jardín cuando le gustaba alguien y en ese momento mirando en retrospectiva quizá, solo quizás, si tenía razón.
—Lo siento.
Rodrigo se rió mirándolo de nuevo— Ya te disculpaste antes y ya te perdoné.
—Sí, pero... —suspiró—, sino hubiera sido por eso tú no dudarías de lo que te estoy diciendo.
El silencio se extendió entre ambos y por primera vez en su vida tuvo dudas sobre cómo actuar.
Normalmente era confiado, incluso cuando empezó a dejarle notas y chocolates, no importaba qué, una vez que se planteaba hacer algo lo hacía, pero ahora todo se reducía a la respuesta de Rodrigo.
—No sé qué hacer.
«Ya somos dos», pensó secundando las palabras de Rodrigo dentro suyo, aunque por fuera estaba diciendo otra cosa.
—No tienes que hacer nada —le aseguró tomándolo por el mentón para que le mantuviera la mirada—. No vine aquí con expectativas.
Eso, era una gran mentira.
—No esperaba que solo aceptes lo que siento y ya.
Mentira, o bueno en parte, esperaba algo de esperanza, que iba a buscar porque si quería algo tenía que hablar, debía decirlo quedarse callado era una estupidez que él nunca entendería, y si algo le enseñaron los libros que le recomendó Rafael era a no ser tan imbécil como esos personajes que solo perdían al amor de su vida por idiotas.
—Quizá esperaba oportunidad, al menos de conocernos, pero no importa si no me la das —. Las palabras eran tan falsas que le agriaron la boca, porque quiza y sí era un poco idiota como los personajes de los libros.
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¡Somos vecinos!
Teen FictionOdiar a alguien cuando solo tienes que verlo unas horas al día en el colegio nunca supuso un problema para Rodrigo, al fin y al cabo nunca volvería a ver al imbécil de Federico después de su promoción. Sin embargo, el destino tiene otros planes para...