—Es la primera vez que te veo nervioso —comentó Alexis mirándolo preocupado—, estoy seguro que lo hiciste bien, no tienes de que preocuparte.
—Solo lo dices porque eres mi amigo.
—Sí —«desgraciado»—, pero también lo digo porque te conozco y nunca has fallado en un examen.
Y eso era precisamente lo que lo hacía sentir peor, sus padres tenían algunas expectativas puestas en él, sobre todo desde que les dijo que estudiaría medicina, ellos estaban extasiados con que su hijo fuera médico.
—Vale la pena todo el sacrificio que hacemos —le había dicho una vez su papá y él peso de esas palabras era algo que cargaría toda la carrera y aún más si la jodía.
—Todo estará bien Rori.
—¿Pero que pasa si fallo?
—Lo vuelves a intentar —y el tono de Alexis era comprensivo—, además solo es un examen, aún te quedan dos para dar lo mejor de ti y conseguir esa vacante.
Era cierto.
—Dios, como ha pasado ya más de un mes —se quejó.
—El tiempo pasa rápido cuando estas enamorado, verdad.
—No molestes, Alexis —era lo último que necesitaba en su día.
—No lo negaste —le señaló su amigo acercándose cual chismoso— ¿Ya es oficial?
Podía hacerse el imbécil y salirse con la suya, pero eso solo haría que su amigo se volviera más insoportable si lo evadía, en especial, por todo el tiempo que pasaba con Federico después de la academia.
—No, aún no es oficial —murmuro.
—¿Y por qué carajos no? —sonaba tan indignado que se rio con fuerza—Ya, imbécil, habla —le reclamó tirándole una almohada que apenas esquivó— Están casi todos los días juntos, se van a dios sabe donde cuando terminamos las clases y regresas a tu casa apenas antes de que anochezca.
—Son celos eso que escucho —se burló si piedad de Alexis que le dio un almohadazo.
—Ya habla.
—No somos novios, porque ninguno se lo ha pedido al otro —le dijo sin saber que más podía decirle.
—¿Y porqué dices ninguno? Él debería ser quien te pida a ti para estar, debería sentirse honrado de poder estar contigo.
—Y yo para que necesito ego, cuando tú tienes el mío.
—No cambies el tema Rodrigo —le advirtió Alexis mirándolo con los ojos entrecerrados— ¿Por qué carajos salen si no son nada?
—Nos estamos conociendo.
—Que cliché.
—Oye, tenemos que hacerlo, solo conocemos las partes que nos estresan el uno del otro —aunque según Federico nada le estresaba de él—, es necesario esto antes de dar otro paso.
—Sí tú lo dices...
Estaba seguro de ello.
Federico decía estar enamorado de él, que lo quería, pero no lo conocía realmente, no del todo, él solo vió a la persona que era en el colegio, por lo que, si querían algo más serio tenían que conocerse como realmente eran.
—¿Y hay algo de él que hasta el momento te haya sorprendido y te haya hecho darte cuenta que no es un idiota?
—Si esperas que niegue que es un idiota estas mal —le respondió a Alexis aunque podía sentir una sonrisa extendiéndose por su cara— Federico es perfectamente consciente de que es un idiota.
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¡Somos vecinos!
Ficțiune adolescențiOdiar a alguien cuando solo tienes que verlo unas horas al día en el colegio nunca supuso un problema para Rodrigo, al fin y al cabo nunca volvería a ver al imbécil de Federico después de su promoción. Sin embargo, el destino tiene otros planes para...