Después de unos minutos ambos se sentaron hombro con hombro mientras comían la cancha dulce del bol para tener algo que hacer.
La conversación que habían tenido sirvió para entender la rivalidad que Federico y Alexis tuvieron cuando los conoció; sin embargo, también le dio una perspectiva de su relación con Alexis bastante nueva porque ahora entendía algunas cosas de su amigo que antes no.
—Entonces, no quiero sonar como un acosador...
—Pero eso es justo lo que dice un acosador —le señaló a Federico riéndose por como trataba de iniciar una conversación.
—Como sea, ya te dije que antes te observaba —le recordó y él asintió—, pensé que nada de ti podía sorprenderme; sin embargo, hoy lo hiciste.
—No, no, no —le pidió separándose un poco mirándolo con los ojos entrecerrados— No vayas por ahí.
—¿Es qué como es que no sabía que bailabas tan bien? —le preguntó con un tono ligeramente ofendido, como si fuera su culpa que no lo supiera.
—No bailo bien —negó retándolo con la mirada a decir lo contrario, pero lamentablemente era Federico con quien tenía una conversación y ese hombre podía ser más terco que cualquiera que antes hubiera conocido.
—Bailas bien, más que bien de hecho —aseguró—, aunque no sé que canción era la que bailabas estoy seguro que lo hiciste bien.
—¿Cómo diablos puedes decir eso con tanta seguridad si no sabes lo que bailaba?
Federico se acercó hasta quedar a centímetros de su rostro con una sonrisa antes de decirle:— Porque eres tú y todo lo que tú haces es perfecto.
—¿De qué dorama saliste? —la pregunta salió sin pesarlo, pero tampoco es que se apenara por ello, al menos no en ese momento.
—¿Dorama?
—¿Drama coreano? ¿Serie coreana? ¿En serio no sabes qué es? —le preguntó cuando el otro lo miro confundido— ¿Dónde vives?
—A unas casas de la tuya —le respondió con sorna haciéndolo reír—, y no me cambies el tema, dime desde cuando bailas tan bien —le pidió haciendo un mohín que se veía bastante gracioso en alguien como Federico.
—Desde siempre —le contestó resignado a no escaparse de ese tema—, y no lo sabías porque no me gusta bailar en público desde hace mucho.
—Pero eres muy bueno haciéndolo.
—Aish... Que pesado eres —se quejó recostándose contra el cabecero con los brazos cruzados.
Federico no era el primero en halagar su baile. Su familia y Alexis también lo hacían, pero su timidez le impedía salir a bailar en publico, por eso lo hacía en la seguridad de su cuarto.
«Que ya no es tan seguro», se burló su conciencia recordando lo sucedido con su hermana y el chico a su lado.
—Sabes que puedo ser muy terco.
—Jodido diría yo —le dijo y el imbécil se rió con fuerza por lo que le dio un codazo que lo hizo quejarse.
—Auch —gimió, pero él lo ignoró con una sonrisa en sus labios—. Esta me las vas a pagar.
—¿Ah sí? ¿Y cómo sería eso? —Le preguntó confiado hasta que el otro se medio encimó sobre su cuerpo haciéndole cosquillas— No, n- no mierda, no —gimoteó tratando de escapar sin éxito—, joder para —las lágrimas se acumulaban en sus ojos a causa de la risa— ¡Federico!
—¿Me vas a volver a golpear?
—¡No! —gritó y en lugar de que las cosquillas se detengan fueron peores— ¡Federico!
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¡Somos vecinos!
Novela JuvenilOdiar a alguien cuando solo tienes que verlo unas horas al día en el colegio nunca supuso un problema para Rodrigo, al fin y al cabo nunca volvería a ver al imbécil de Federico después de su promoción. Sin embargo, el destino tiene otros planes para...