Capítulo 7

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«No mires por la ventana»

«No mires atrás»

«No sigas con la mirada a Samuel hasta su casa»

Esos eran los tres pensamientos que prodominaban en su mente durante los últimos días, y se los repetía con fuerza, en especial en aquellos como aquel cuando estaba sentado en su cama, solo, y mirando hacia la ventana con ganas de ir y ver a través de ella.

—Yo puedo, yo puedo –murmuró para sí mismo dando la espalda a la ventana mientras ponía play a su dorama.

Kissable lips era una serie que le había aparecido en recomendaciones cuando terminó de ver Until We Meet Again, que lo había dejado con un corazón roto, por lo que, cuando empezó la serie fue para superar ese mal sabor; sin embargo, una hora y media déspues estaba moqueando cobre su almohada.

Había pasado de suspirar, a emocionarse, gritar, maldecir y mil cosas más antes de terminar llorando como si él hubiera perdido a la persona que amaba, a veces odiaba su sensibilidad.

Su padre solía decir que era así porque siempre estaba metido en libros estudiando, no salía a fiestas, se la pasaba escuchando su música "china" en lugar de salir al mundo real, y no, no es que lo dijera con maldad, es solo que a él le preocupada ello por su carrera, medicina no era una profesión exactamente suave, de hecho tendría que enfrentar muchos retos tanto físicos como emocioneles, sobre todo esto último, así que, su papá no quería su sensibilidad y el amor por su profesión elegida chocarán lastimándolo.

Soltó un suspiró mientras buscaba música de su grupo favorito para subirse el ánimo cuando su hermana entró a su cuarto sin avisar asustándolo.

—La puerta se inventó por algo ¿Sabes? —le reclamó sentandosé y restregándose los ojos, estaba cansado.

—Ajá... No me importa —le dijo sentándose en su cama y observándolo con detenimiento—Estuviste llorando —no era una pregunta— ¿Por qué estuviste llorando? —esa sí lo era.

—Acabo de ver una serie con un final lo bastante triste para hacerme llorar —le respondió sin dar más detalles, su hermana no tenía que saber las series que veía. 

La amaba y todo, pero ella le había dejado indirectamente claro lo que aceptaba y no hace años.

—Tú y tus series —se quejó poniendo los ojos en blanco— Bien, a lo que venía, hay una fiesta y...

—No —negó antes de que siquiera terminará— Ni siquiera sigas porque mi respuesta es y seguirá siendo no.

—¡Ni siquiera me dejaste terminar!

—Porque sé lo que vas a decir —señaló—, vas a querer que vaya y socialice, pero lo que menos quiero ahora es salir y socializar.

—Ermitaño.

—Con orgullo —respondió tirandose en su cama— Ahora, si ya terminaste, fuera.

—Aish, escúchame —se volvió a quejar su hermana pellizcándole el muslo.

—Auch, loca.

—Entonces escúchame —le ordenó y él le dio su mirada más aburrida— La fiesta a la que voy es una de negocios de la empresa para la que trabajo...

«Con mayor razón no voy», pensó.

—Y necesito que me hagas un favor.

—¿Cuál? 

—Uno de mis compañeros no puede traerme unos archivos que necesito para esta noche —le respondió—, y no puedo ir a la oficina ahora a traerlos porque tengo que alistarme para la fiesta, así que pensé que tú podrías hacerme el favor de ir y traerlos.

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