Capítulo 23

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En el momento en el que Alexis se fue su hermana entró a su cuarto y lo observó fijamente sin decir una palabra extendiendo el silencio hasta que no pudo callarse más.

—¿Te parece correcto meter a la abuela en nuestros problemas?

Lo que le faltaba.

—No estoy de humor, Ana —Había pasado un buen día, pero aún se sentía mal, por lo que, le dio la espalda decidido a ignorarla.

—Nunca estás de humor para tu familia, pero si para bueno para nada de Alexis ¿No?

«Cálmate, no le digas el juego, eso es lo que ella quiere» se dijo, aunque no entendía porqué carajos su hermana quería pelear con él.

—Te estoy hablando.

—¡Y yo te dije que no quiero hablar!

—Estas siendo caprichoso, Rodrigo —lo reprendió— Sabes que yo te he apoyado en todo, he guardado el secreto de lo que hiciste con Alexis por tu bien y el bien de nuestra familia, pero si insistes en seguir...

—¿Seguir en qué, Ana? —le preguntó mirándola con rabia— Dime, en qué quiero seguir según tú.

—En esa idea con la que estás confundido.

Señor —Su hermana en realidad odiaba la idea de él siendo diferente—, solo vete, Ana, por favor —le pidió— He tenido una tarde tranquila y quiero descansar en paz para mañana ir al instituto.

Podía ver la lucha en ella, como quería seguir empujando el tema y por un segundo pensó que todo se iría al diablo en ese momento hasta asintió hacia él dando su brazo a torcer.

—Mamá y papá quieren hablar contigo mañana.

—Ok.

—No les dije nada.

«Señor, basta, si eres misericordioso como todos dicen solo haz que se vaya»

—Pero ellos están sospechando, Rodrigo, así que detente con está tontería en la que te estás empecinado en hacer —continuó hablando su hermana y aunque quería hacerla decir exactamente a lo que se refería, sabía que era una batalla perdida.

Ana preferiría mil veces perder la lengua a decir la palabra gay.

—¿Algo más? —le preguntó cuando vio que no salía de su cuarto.

—Sí —observó como su hermana soltó un suspiró que no sabía que estaba conteniendo antes de decirle— Sé que puedo parecer dura y hasta mala, pero todo lo que hago es porque te quiero Rodrigo y quiero lo mejor para ti —le dijo— Eres mi hermanito y daría la vida por ti sin pensarlo dos veces, pero hay veces en las que te niegas a ver el camino correcto y aunque ahora me odies en un futuro lo vas a entender y hasta me lo agradecerás, te lo aseguro.

No, no lo haría.

Ahora podía verlo con claridad. La relación con su familia estaba en camino al punto de quiebre y no estaba seguro de poder sobrevivir a ellos, porque quiera o no tenía la certeza de que al final habría una elección que hacer.

Cuando no dijo nada su hermana se fue y él corrió a cerrar su puerta con seguro.

Estaba listo para volver a su cama cuando su celular sonó y una sonrisa se extendió por su rostro al ver quién era la persona que lo llamaba.

—¿Cómo está el niño más hermoso del mundo?

—Feliz ahora que te escucho —respondió a la persona al otro lado de la línea— Mucho mejor ahora que te escucho, abuela —agregó y su voz se rompió solo con eso.

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