—Deja de estar mirando sobre tu espalda —le dijo Alexis apretándole el brazo por enésima vez.
—Pero...
—Estás haciendo lo que él quiere que hagas, estás presentándole demasiada atención —y eso se lo decía mirando su cuaderno como si no estuviera hablándole. De verdad era un gran actor a diferencia de él.
—Es que me está mirando.
Se sentía observado y por ese motivo desde que volvieron a la academia el lunes seguía mirando sobre su hombro en dirección a Federico, quien desde el fin de semana lo veía como una mosca en su sopa.
—Le dejas fácil que te moleste —su amigo tiro de su cuerpo para estar frente a frente— Él no va a hacer nada mientras yo este contigo y yo siempre voy a estar contigo —y la seguridad en su tono era tal que le creía; sin embargo...
—¿Cómo estás tan seguro?
—Porque no lo ha hecho hasta ahora —afirmó y aunque aquello tenía sentido no sabía cuanto iba a durar porque desde su punto de vista cada vez que estaba con Alexis el aura de Federico se tornaba bastante oscura, como en ese momento— No te preocupes y confía en mí.
—Confío en ti —de eso no tenía ninguna duda, pero después de aquella noche tampoco dudaba de la palabra de su ex compañero, y vecino.
—Entonces déjalo pasar.
—Ok... —aceptó; sin embargo, volvió a mirar sobre su hombro y Alexis soltó un "aish" antes de arrastrarlo a su salón.
Bueno no podía quejarse de ello, su amigo llevaba aguantandándolo casi tres días en esa situación, así que tenía todo el derecho de quejarse si se le daba la gana.
Cuando llegaron al salón las clases fueron bastante aburridas, o quizá era porque su mente no estaba del todo en ello y no podía prestar atención, así que cuando sonó la campana del receso salió junto a Alexis bastante cansado aunque no había hecho nada, literalmente.
—Parece que vas a morirte —se burló su amigo y él lo miró mal
—No, pues, gracias.
La risa que soltó Alexis fue suave mientras lo hacía detenerse— Enserio pareces muerto sobre tus pies —le dijo— Diría que no has estado durmiendo, pero sé que eso no es verdad —iba a abrir la boca para replicarle; sin embargo, su amigo lo callo poniendo un dedo sobre sus labios— Duermes, pero no descansas por todo lo que anda en tu cabeza —se explicó—, así que, como buen niño irás, te lavarás la cara mientras buscó algo para que comas antes de regresar a clases.
—No soy un niño —se quejó. Odiaba, a veces, que le dijeran eso.
—Tu hermana estaría de acuerdo conmigo.
—Mi hermana te odia —le recordó sin creerse que Alexis jugara esa carta.
—Si bueno, algún día me amará —le respondió muy seguro como siempre y él puso los ojos en blanco alejándose para ir al baño y mojarse la cara.
Durante unos segundos apoyo sus brazos en el lavamanos y se miró en el espejo que había frente a él. La verdad que el comentario de Alexis no distaba mucho de la realidad, porque a diferencia de como había llegado ahora su rostro parecía el de una persona que no hubiera dormido días.
—¿Estás bien? —la pregunta llegó desde sus espaldas y se maldijo por perderse tanto en sus pensamientos— ¿Rodrigo?
—No te acerques más —le pidió a Federico que había dado un paso en su dirección.
¿Es que no podía dejarlo en paz? Bueno, no es como que lo estuviera molestando, pero aún así lo último que quería en ese momento era verlo.
—Ok, ok —aceptó alzando los brazos y retrocediendo el paso que había dado—, pero respóndeme ¿Cómo estás?
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¡Somos vecinos!
Teen FictionOdiar a alguien cuando solo tienes que verlo unas horas al día en el colegio nunca supuso un problema para Rodrigo, al fin y al cabo nunca volvería a ver al imbécil de Federico después de su promoción. Sin embargo, el destino tiene otros planes para...