Capítulo 28.

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―¿Y no dijo cuánto tiempo estará afuera?

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―¿Y no dijo cuánto tiempo estará afuera?

Julian sacudió la cabeza ante la pregunta de Wren. Miró la hora en el reloj de su muñeca derecha: ocho y media.

―A lo mejor las dos semanas que William pasará en Mónaco.

―Lo que fuera que pasó entre Caleb y Liam debó ser bastante serio.

Aunque la familia se esmeró en que la fiesta no se viniera abajo, el tema de conversación que predominó en las pausas fue el misterio de lo que ocurrió entre Caleb y Liam. Olive volvió al salón casi una hora después, asegurando que Caleb ya estaba más calmado, pero que no quiso hablar de lo sucedido. La familia le dio espacio y no insistió en una respuesta convincente durante los días siguientes. Al cuarto día, Caleb desapareció del palacio. Fue Wren quien lo encontró en una mesa apartada del club, con dos copas de vino sueco que se bebió en cuestión de tres tragos.

―¿No te parece que es demasiado temprano para tomar? ―Wren no esperó que lo invitara a sentarse para apartar una silla y acomodarse junto a él―. ¿Al menos has visto la hora que es?

―Solo sé que hay luz afuera. ―La mano de Caleb intentó agarrar la copa que aún tenía algo de vino, pero desistió. Cruzó los brazos sobre la mesa y la miró con pesadez―. Es cierto, ahora vives aquí. ¿Dónde está Julian?

―Reunido con unos empleados. ¿Lo necesitas?

Caleb sacudió la cabeza.

―No había venido aquí antes. Es bonito.

Wren echó un vistazo al salón apagado. Las únicas luces encendidas eran las más cercanas a la mesa.

―Deberías venir de noche, cuando el club cobra vida.

―No me gusta salir tanto, a menos que sea con amigos o...

Quiso decir Imogen, Wren estaba convencida de ello, pero el chico clausuró su boca y adoptó una expresión exasperada, aunque también acongojada.

―¿No prefieres que te traiga un té? ―le preguntó Wren

―No ―contestó con dejadez―. No lo parece, pero tampoco soy de tomar.

―No sé si sea correcto contar esas dos copas como tomar. ―Wren sonrió, divertida.

―Es que no quiero tomar en casa, ¿sabes? Y tampoco me apetece hacerlo en cualquier bar, donde los periodistas pueden verme.

Como si de pronto hubiese recordado que Wren también lo era, Caleb levantó la mirada y la observó con las mejillas enrojecidas.

―Descuida. ―Wren soltó una suave carcajada―. Tu secreto está a salvo conmigo.

―Pensé que, si me pasaba de copas, Julian podría enviarme con uno de sus empleados. No me gustaría conducir borracho y causar un accidente. Eso molestaría mucho a mi madre, ¿lo sabías?

Royal Affair (Serie Herederos 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora