Isaac apiló las firmas pendientes en una esquina del escritorio en silencio para no interrumpir la interminable columna de documentos sin firmar.
―Dime que esos no son para firmar. ―El vizconde apartó la atención de los papeles y lo miró, exasperado y cansado. Aprovechó la interrupción para girar la muñeca.
―Por supuesto que sí. ―El castaño sonrió complacido consigo mismo―. Me hago cargo de lo que puedo, pero al final el dueño del club eres tú. Si no te perdieras tanto rato con cierta rubia...
―Solo lo hago en las mañanas. No es posible que se juntara tanto papeleo ―se quejó y resopló.
Isaac apoyó los brazos cruzados en el respaldo de la silla. Julian captó la leve tensión que achicaba sus ojos castaños con perspicacia.
―¿Qué pasa? ―quiso saber.
El castaño buscó su mirada.
―Hemos tenido una cantidad considerable de bajas de miembros. No es para alarmarse ―le advirtió ante la inquietud que ensombreció el rostro de Julian―. La mayoría son conocidos de tu padre.
El semblante de Julian se transformó.
―Pero esas son excelentes noticias. Mientras menos conexiones mi padre tenga dentro del club, para nosotros es mejor.
Isaac golpeó los dedos con pausada insistencia.
―Normalmente, este tipo de noticias te ponen de malhumor. Has perdido clientes ―le recordó con una mirada intensa y perspicaz.
―No estoy perdiendo a nadie importante, esa es la cuestión. ―Terminó de finar el papel pendiente y lo dejó sobre la pila de tareas culminadas―. El dinero no me hace falta. Mi tranquilidad y la de Wren valen más. De todas maneras, era cuestión de tiempo antes de que mi padre los coaccionara a abandonar el club. Hará todo en su poder por participar de mi declive.
―¿Lo crees capaz? ―Pese a la pregunta, la voz de Isaac no demostró dudas.
―Por supuesto. Lo conozco bien, y no me importa. No me quedaré viendo como interviene en mi vida.
―Tu padre no ha cancelado la membresía.
Julian sonrió, mordaz.
―Desde luego que no. Es la única manera que tiene de venir a molestar.
―¿Qué hago si...?
―Cancela su membresía ―le respondió de manera fulminante―. También indícales a los de seguridad que mi padre tiene prohibida la entrada.
Isaac no dijo nada. El silencio, que inquietó a Julian, lo obligó a mirarlo.
―¿Esto significa que estás dispuesto a sacar a tu padre de tu vida?
―¿De qué padre estamos hablando, Isaac? ―Julian se recostó del espaldar y descansó los brazos en el reposabrazos. Hizo girar el bolígrafo que sostenía con la mano derecha―. ¿Del que me ha estado torturando desde que era un muchacho? ¿El que enloqueció a mi madre a tal punto que prefirió considerar el suicidio? ¿El que me engañó para adquirir un club que ahora intenta quitarme? ―Negó con la cabeza de manera pausada, pero firme―. Harold Remsey podrá ser muchas cosas, pero no es un padre. No me pesa desligarme de una persona como esa.
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Royal Affair (Serie Herederos 3)
RomanceElla está llena de secretos; él quiere conocerlos todos. Ser la cotilla más detestada de Inglaterra no estaba en los planes de Wren Carmichael, como tampoco lo estaba reencontrarse con un recuerdo que se supone que había quedado atrás. Julian Remse...