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Xian vio como todo su mundo le daba vueltas, intentó mantener la calma, lo último que deseaba era desvanecerse delante de aquel alfa, jamás le haría saber que era su maldito punto débil.

Su mayor temor se acababa de hacer realidad, su fachada de alfa que se había inventado por años se caería y todas las explicaciones que le debía a su hijo comenzarían a salir a flote, lo primero era contar la razón por la cual se inyecta feromonas de alfa cuando no era más que un simple omega, uno inútil que provocó el trastorno de su hijo, incapaz de protegerlo como se había prometido en el primer segundo en que sus ojitos conocieron los suyos. 

El alfa frente a él hizo su movimiento, el maldito se veía tan bien, los años habían pasado por cualquier otra persona menos por él, seguía siendo el mismo, su pelo castaño suave, con la diferencia de que lo tenía un poco más largo, cubriendo su cuello; sus ojos marrones intensos que cada vez que lo miraban parecía que lo quemaban por dentro, los trajes negros siempre le quedaban muy bien, pero hoy vestía diferente, lucía una camisa blanca que llegaba hasta su antebrazo y era acompañada por un pantalón rojo vino. 

— Eres bastante escurridizo Xian, te he buscado por más de veinte años, ¿Dónde está mi hijo?

—  Murió. 

Chen Kun dejó escapar una risa sarcástica, algo inmune para Xian era que nada le causaba la más mínima gracia. 

Cuando Chen Kun llegó a su lugar, sus cuerpos se encontraron, Xian podía sentir el calor tan familiar del alfa junto al suyo, junto a ese golpe de feromonas que en su tiempo le encantaba sentir, el mismo olor que su hijo comenzó a desprender cuando se supo que sería un alfa, un aroma a chocolate amargo ligado a tierra mojada, para algunos desagradable, pero para el omega que tuvo su nudo en él, no lo era. 

—  Ya sabes que no soporto la mentira, ¿Recuerdas lo que te pasaba cuando me mentías?

Xian tragó seco, para luego sentir una gota de sudor fría recorrer su frente, luego otra recorrer un largo camino desde su nuca, hasta resbalar por su espalda. 

Xian era un buen mentiroso, la mayoría de las veces se le daba bien ocultar todas las cosas con mentiras, pero Chen siempre lo atrapaba, y por cada mentira que el omega le decía al alfa, era una fuerte embestida sin contemplaciones que se llevaba más tarde, recordar aquello causó muchas sensaciones extrañas en el interior del omega, y algunas no muy disgustadas.

— No sé qué estás haciendo aquí o como rayos me haz encontrado, pero te pido de favor que no busques a Yibo, déjalo en paz, el no sabe de tu existencia, cree que soy un alfa y ya me odia lo suficiente... 

Los labios de Xian temblaron tras sentir el cálido aliento del alfa sobre los suyos, ambos hombres se miraron rápidamente, los ojos de Chen Kun sobre los labios contrarios y viceversa, entonces aquello bastó para hacer que Xian se sintiera entre la espada y la pared, de un momento a otro, los labios del alfa ultrajaron los suyos sin aviso previo, solamente sintió la suavidad de estos, luego la humedad de su lengua saborearlos a su antojo, sin conocimiento alguno de lo que hacía, Xian rodeó el cuello del hombre con sus brazos, se dejó besar y comenzaba a crear viejos vínculos perdidos en lo más profundo de su pecho, aún sentía cosas por este tipo, pero en cuanto el alfa se separó bruscamente de él, supo que había pasado los límites y por desgracia dejó libre un error.

— Tú boca sigue estando tan deliciosa.

— Vete Chen Kun, te lo suplico, por favor vete de nuestras vidas. 

— ¿Estás loco? Pienso recuperar lo que es mío, a mi omega y a mi hijo, eso nadie me lo va a impedir, mucho menos tú. ¿La mordida también la escondes? 

Las lágrimas comenzaron a cegar los ojos de Xian, y sí, la mordida aún seguía intacta en su hombro, pero con las feromonas de alfa lograba ocultarla de la vista de todo aquel que se le acercara, incluso otro alfa no lograría descifrar jamás, que sería un omega ya marcado. Ahora que tenía a Chen Kun, aquella mordida se hizo latente, comenzó a sobresalir en su blanca piel, y a doler horrores. Ocultar algo tan grande traería consecuencias, nadie mejor que él lo sabía, y como mismo podía ocultar sus feromonas de omega, podía ocultar una mordida, era simple, y seguro también lo sería reemplazarla por otra, si otro alfa fuese capaz de morderlo, para así deshacer el vínculo que lo unía con Chen Kun.

***

Yibo se quedó de brazos cruzados esperando la larga historia que Xiao Zhan tenía para contar, primero vio como el omega enviaba a uno de los chóferes de la empresa llevarse a Jojo y entregarlo en la casa con sus padres, aquella charla seria extensa. Xiao Zhan buscó un lugar cerca de la butaca ocupada por Yibo, una vez ahí, lo miró durante segundos que se prolongaban, convirtiéndose en minutos que parecían eternos, Xiao no sabía por dónde comenzar o tan siquiera como hacerlo, pero el momento había llegado, y no podía seguir mintiendo ya, no existía un regreso atrás, así que se armó de valor.

— Hace seis años nos conocimos, tuvimos un encuentro sexual y dejaste tu nudo en mí. — Antes que Yibo lo interrumpiera decidió proseguir. — No pretendo que me lo creas, porqué debido a tu falta de memoria en tus celos no lo harás, pero te puedo prometer por mi hijo, nuestro hijo — Rectificó. — Yo no sabía que eras tú, esa noche estaba muy oscuro, y pues no te reconocí hasta hace unos días, cuando entraste en celo, te transformaste completamente en tu lobo, dejando que él te dominara y reconocí tu olor, ese olor tan familiar para mí que no he podido olvidar, yo...

— Puedo recordar que hace exactamente seis años tuvo relaciones con un omega, no entendía absolutamente nada de lo que pasaba porque no me encontraba en todos mis sentidos, pero me acuerdo que me dolía horrores el maldito pene porque había dejado mi nudo en alguien. —Apretó los puños con fuerza intentando controlar su ira. — He buscado como un loco a ese omega, sin saber qué lo tuve frente a mí, unos años más tarde, y no sé como diablos voy a poder verte a la cara de ahora en adelante, es increíble como en un segundo tengo un hijo con mi jefe.

Xiao Zhan estaba nervioso así que levantó la cabeza con cuidado, su corazón pareció estallar, logró ponerse de pie, caminar hasta el fondo de su oficina para alcanzar una botella del mini bar.

— Por eso me ha estado pidiendo incansablemente que lo muerda.

— No, claro que no. Ya te dije que no sabía que eras aquel alfa, padre de mi cachorro, lo hacía porque siempre me habías atraído, tal vez mi lobo interior reconocía al tuyo como suyo y...

Xiao Zhan dejó caer la botella que segundos antes sus manos sostenían con fuerza. Sentir la presencia de Yibo en su espalda le hizo temblar. 

— Voy a reconocer a Jojo, siento la conexión con el niño, es mi hijo y quiero que sepa que soy su padre, quiero que lleve mi apellido, poder abrazarlo, protegerlo, pero escuche bien señor Xiao, no se ilusione, porque entre usted y yo, no pasará nada, usted no es ni de cerca mi pareja predestinada.

La garganta de Xiao Zhan se sintió seca luego de su último trago amargo, aquellas palabras se clavaron en su pecho como espinas, las cuales sería imposible de sacar, él si amaba a Yibo, y dolía que su alfa no correspondiera a su omega. 















N/A: Ya veremos Wang Yibo como va a atragantarse con sus palabras.

𝑳𝒂 𝒎𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂 [𝒀𝒊𝒛𝒉𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora