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Luego de tanta espera. Xian había entrado al salón en donde se llevaría a cabo su aborto, no se admitían acompañantes y muy en el fondo era lo mejor. Sólo sentía miedo, tener a alguien a su lado lo pondría peor.

La enfermera ayudante de Cheng llegó al lugar para prepararlo, llevaba una jeringa en sus manos la cual contenía anestesia, aún el doctor no había entrado al lugar y por alguna extraña razón, Xian comenzaba a desesperarse, confiaba en Cheng por ser un gran amigo de su yerno, pero en el fondo le aterraba estar en las manos de otra persona que no fuese más cercano a él mismo.

Cuando la mujer lo miró regalándole una agradable sonrisa, aquello fue recibido como: "Un todo saldrá bien" y Xian lo creía, que todo estaría bien, pero en cuanto la mujer inyectó su brazo, sintió el líquido recorrer sus venas a una velocidad apremiante, y es que creyó que tendría más tiempo para pensar en lo que estaba haciendo e intentar arrepentirse, un pronto mareo se apoderó de su cuerpo y perdía poco a poco la visibilidad, estaba quedándose dormido cuando un fuerte olor a feromonas golpearon su olfato, aquel aroma tan conocido para él que le causó tanto daño en el pasado, la anestesia haciendo efecto y sin poder moverse, con la poca vista que le quedaba, vio claramente a Lee Bai a su lado, pegado a su rostro, sintió deseos de gritar pero le fue imposible.

— ¿Qué estás haciendo omega? — escuchó aquella interrogante salir de la boca del alfa que muy en el fondo despreciaba. — No abortarás a mi cachorro. — escuchado esto último, Xian cayó en una inconsciencia total.

Mientras tanto, en las afueras del salón, justamente en el pasillo frontal, se encontraba un Wang Yibo desesperado caminando de un lado a otro, esperando que la hora fuese más deprisa, algo imposible, a cada segundo miraba el reloj y este se mantenía en la misma posición de hace unos segundos de vistazo. Xiao Zhan que lo acompañaba, podía sentir todo aquel nervio que su alfa liberaba por sus feromonas, sabía lo asustado que estaba, pero era algo que obligaba a pasar, sino sentía aquello, entonces no estaría del todo preocupado por su padre.

— Amor, porque no te sientas un rato a mi lado, si mantienes la mente ocupada, la hora pasará más deprisa. — Wang Yibo que literalmente mordía sus uñas, decidió hacerle caso a su omega y sentarse a su lado, pegó su nariz a su cuello absorbiendo un poco de su olor para luego plantar un beso en su delicada piel, algo que hizo erizar a Xiao Zhan. — Es increíble lo rápido que crecen nuestros hijos ¿Cierto? — decidió buscar un tema importante para hacerlo olvidar de lo que pasaba al otro lado de la puerta.

— Tengo miedo Xiao Zhan, miedo de lo que pueda pasarle a mi padre cuando salga de ahí, en el fondo siento que quiere tener a ese bebé y se lo estamos arrebatando. — Xiao Zhan tomó las manos de su esposo y las besó, sin interrumpir el desahogo de su alfa. — No debí forzar su decisión, si para él estaba bien tener ese cachorro, tenía que haberle dado su espacio, él lo quiere ¿Verdad? — Quiso saber sin soltar las manos de su rubio.

— Era su decisión amor y nadie tenía derecho...nadie tiene derecho de decidir por él, si me pongo en su lugar, yo si tendría a ese bebé porque pienso en mis hijos, es doloroso matar a la personita que crece dentro de ti y luego vivir con la culpa, creo que a tu padre no le importaba realmente la forma en la que fue concebido, sino tener a su hijo, porque es suyo.

Wang Yibo tragó con dificultad, en el fondo sentía pesar por su padre, abortar a ese bebé más tarde traería consecuencias y unas muy malas, porque Xian caería en una profunda depresión producto a la tristeza o la culpa, y eso era algo que no iban a poder superar, porque por muchos doctores a los que luego tuviese que asistir, como ayuda psicológica, se quedaría con lo que pudo ser y no fue, muy en su interior. El dolor interior era algo que no le deseaba a su padre, quería que fuese feliz.

— Xiao Zhan.

— ¿Sí?

— ¿Tú también crees que mi padre padece el Síndrome de Estocolmo?

Aquello acabó por tomar por sorpresa a Xiao Zhan, jamás se imaginó que saldría algo como eso de la boca de su esposo, hace unas semanas sus padres decidieron hablar sobre el tema de Xian, cuando supuestamente nadie los escuchaba, pero tal fue la sorpresa de que Wang Yibo lo estuvo escuchando durante toda aquella conversación y el pelinegro escuchó a la perfección como Lian mencionaba el síndrome de Estocolmo, solo las personas capaz de darse cuenta de esta enfermedad psicológica, podían verlo a simple vista en la persona que lo padecía, y estaba llegando a pensar que su padre lo padecía, no se alteraba, ni lloraba, mucho menos se quejaba, era como si lo sucedido no le hubiese disgustado, se pudo haber enamorado de su secuestrador y violador, por lo tanto no deseaba abortar a su hijo, al que tendría con él.

— ¿Los escuchaste? — se refería a sus padres.

— Eso no lo es importante, ¿tú también lo crees?

Xiao Zhan mordió sus labios como muestra de nerviosismo.

— Hace unos días hablé con Cheng. — se encogió un poco en su lugar.

De pronto Wang Yibo se levantó sobresaltado. — ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Por qué todos hablan de él a sus espaldas en vez de ayudarle?

— Cálmate Wang Yibo, déjame explicarte.

— Es mi padre, maldita sea, tengo derecho a saber todo lo que lo rodee, si tiene una enfermedad o algo que pueda perjudicar más su vida, pues me hubiese gustado saberlo.

— Lo siento, lo siento mucho amor, pero no quería seguir dándote más dolores de cabeza, es que no descansamos y yo quiero que el padre de mis hijos esté bien mentalmente para cuidar de ellos.

Wang Yibo se sintió avergonzado por antes haberle gritado a su omega y volvió a su lugar, lo tomó entre sus brazos y lo apretó contra él. — No debí gritarte, lo siento mi amor. — susurró Wang cerca de su oído.

— Te amo mucho Wang Yibo, llámame egoísta por velar solo por ti y mis hijos, por ser lo único que me importe.

— No digas eso, si hablaste con Tae es porque te importa mi padre también. ¿Qué fue lo que hablaron?

Xiao Zhan se acomodó hasta quedar frente a él.

— Cheng cree que Xian padece el Síndrome, pero es común en las personas que lo sufren hablar de una forma obsesiva sobre dicho perpetrador y tú padre no lo menciona.

— Eso no significa que no piense en él.

— Wang Yibo, hay algo que debo decirte.

— ¿Qué pasa?

— Tú padre...pues él al inyectarse feromonas de alfa pondría en peligro a cualquier ser que creciera en su interior, Cheng se lo dijo para que desistiera de tener a ese bebé porque yo se lo pedí.

Wang Yibo, entrecerró los ojos confundido.

— Lo que pasa es que en el fondo le mintió, era la mentira perfecta, solo tenía que creerle a un especialista para decidir abortar.

— ¿No corre peligro?

— Corre más peligro si aborta.

— ¿Qué? — Wang Yibo sintió la furia consumirle por dentro.

— Cheng es un buen médico y tiene buena atención para Xian, no dejaría que nada le pase.

— Xiao Zhan, estas escuchando lo que dices, mi padre podría morir si aborta.

Xiao Zhan estuvo a punto de hablar cuando Cheng salió de la sala interrumpiendo la charla que pronto se convertiría en pelea, llevaba una cara de pocos amigos, una mezcla de enojo con tristeza y en ocasiones no se distinguía. Wang Yibo junto a Xiao Zhan se levantaron rápidamente para acercarse a Cheng queriendo saber las noticias.

— ¿Cómo está mi padre Cheng?

— Él está bien, Wang Yibo.

— ¿Y entonces porque esa cara? — preguntó Xiao Zhan mordiendo sus uñas.

— Realizamos el aborto, salió bien, solo que hay un problema.

Wang Yibo agarró con fuerza la mano de Xiao Zhan en un arranque de desesperación y miedo.

— ¡Habla ya!

— Xian ha estado nombrando a su alfa, Lee Bai.




𝑳𝒂 𝒎𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂 [𝒀𝒊𝒛𝒉𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora