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Xiao Zhan había hecho exactamente lo que su amigo le pidió, si su intención de ayudar a Yibo era la mejor, estaba siendo hora que tomara una buena decisión por ambos. 

Cheng le comentó la posibilidad de ir a hablar con el padre de Yibo, tal vez aquel omega, si es que realmente lo era, deseaba ayudar a su hijo a superar todos sus problemáticos trastornos seria una buena idea que tal conversación se llevase a cabo, comenzando que si Yibo era aquel alfa joven, padre de su cachorro, era más que necesario tal reconocimiento. 

Yibo estaría en la empresa organizando la agenda de su jefe, mientras que este le hacía una visita a su padre, que mejor lugar para encontrarlo que su propio apartamento, sabía que el señor Xian merodeaba el lugar en buscar de más dinero para pagar todas aquellas deudas, y de camino al lugar muchas ideas vinieron a su cabeza, tal vez si lograba ofrecerle un trato, uno lo bastante bueno para vivir el resto de su vida sin preocupaciones, lo ayudaría.

La puerta del departamento de Yibo, estaba entre abierta, y un ligero olor a dulce se apoderaba de sus fosas nasales, era como si millones de feromonas se mantuviesen en una sola piel, cuando Xiao Zhan puso un pie en la entrada, divisó al señor Xian sentado en el sofá sin camisa, con una gran aguja incrustada en su brazo derecho, había un líquido rojo en él, pero a medida que lo suministraba cambiaba de color.

—  ¿Son feromonas de alfa, cierto? —  En cuánto Xian vio al hombre de pie junto a la puerta, soltó la jeringa rápidamente, aquella presencia lo había sobresaltado y es que luego del que vendedor se marchara del lugar, ni siquiera se había percatado de que la puerta de había quedado abierta. —  Supongo que tendrá una explicación para eso señor Xian. 

—  ¿Qué está haciendo aquí el señor Xiao? 

Luego de limpiarse las manos con su propia camisa, se la colocó únicamente por los hombros, Xiao Zhan, cerró la puerta a sus espaldas evitando cualquier tipo de visita inesperada, ansiaba con todas sus fuerzas que está conversación no se saliera de sus manos. —  Debe saber que su hijo está teniendo serios problemas con su lobo interior, cuando está en celo se transforma en alguien que no es, lo supera. 

Xian se quedó en silencio, unos segundos hasta que decidió romper con este.

—  ¿Qué pretende que yo haga?

—  ¿Porqué se inyecta feromonas de alfa? ¿Porqué se hace pasar por uno? 

Xian enmudeció, se había olvidado acaso que Xiao Zhan lo acababa de atrapar con inyecciones de feromonas de alfas.

—  ¿Quién se cree que es para venir a mi casa y...?

— No es su casa.

Xiao Zhan lo enfrentó con prepotencia, que podría pasar realmente entre un omega común y bastante mediocre y un omega dominante que con un simple gruñido podía obligarlo a contar todo lo que llevaba ocultando de su hijo durante años. A pesar de querer ayudar, Xiao sabía que aquella no era la solución, un enfrentamiento entre ellos no era lo más indicado, si Xian había pasado por algo muy cruel en su pasado, estaba seguro que le dolería contarle, sólo se abriría con alguien de mucha confianza, y sin dudas ese no era Yibo, así que no le quedaba nadie más. 

—  Tú solo eres el jefe de Yibo, no tienes derecho a meterse en nuestra vida. 

—  Escuche señor, es cierto que no sé nada de Yibo, y que por ser su jefe no debo meterme en su vida, porque para usted eso no me corresponde, pero él me importa, mucho, y existe una posibilidad de que sea el padre de mi cachorro.

Aquella confesión había tomado a Xian por sorpresa, podía esperarse cualquier amenaza por parte del omega para obligarlo a hablar, pero jamás esperó escuchar algo como aquello. Entonces recordó, hace exactamente seis años atrás, su hijo llegó a casa en una desbordante locura, estaba en celo y ni siquiera reaccionaba bien para reconocer que su verdadero nombre era Wang Yibo, esa noche el joven alfa estaba muy adolorido, era como si su celo aún permaneciera en él luego de haber mantenido relaciones con un omega, que ahora desconocía su identidad, pero resulta que cuando todo aquello comenzó a pasar, Yibo llevaba en su piel y ropa el aroma dulce de un omega, su hijo jamás habló de lo sucedido porque era lógica su falta de memoria, pero no cabía duda de que había dejado su nudo en ese omega, lo raro era que no lo había mordido también. 

𝑳𝒂 𝒎𝒆𝒏𝒕𝒊𝒓𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒂 [𝒀𝒊𝒛𝒉𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora