LAIA

Capítulo 11

Habían pasado unos días desde aquella conversación con mi madre, en mi mente habían demasiadas cosas en estos precisos momentos. A minutos se cumplían los veintinueve días y habría luna llena. Mi corazón latía de solo pensarlo. Estaba decidida y hoy volvería al mundo humano. ¿Nervios?, si muchos la verdad porque deseaba volver a ver a mis amigos pero me sentía mal en respectó a mi familia. Mi madre tenía razón en cierta parte, esta era mi vida. Yo debía saber cómo vivirla y con quien. Los extrañare, es lo único que pensé.

Alce el vuelo rápidamente emprendiendo mi viaje hacia el mundo humano, aún el sol no caía completamente y podría llegar a lo que supuse yo, en tiempo. Caí sobre el grueso pasto y el viento rápidamente golpeó contra mi, coloque rápidamente mi capucha y dejé al descubierto mi larga cabellera. Al rededor aún había un poco de visibilidad pero pronto se haría completamente de noche y debía apresurarme si deseaba llegar. Sería más fácil si podía volar pero no, a lo que pude percatar estaría en tiempo si iba un poco más rápido. Comencé a correr rápidamente pero me detuve al ver un pequeño animal llorar desesperadamente.

Me detuve en seco y fui a tratar de ayudarlo pero lo que me encontré no me gustó nada. El animal sollozaba mientras un enorme tronco le aplastaba la parte atrás de sus patitas. Me puse de rodillas suavemente y comencé a empujar aquel enorme tronco pero apenas podía.

-tranquilo pequeño.—dije tratando de calmarlo pero el apenas me miraba. Nuevamente intente empujar con mucha fuerza el tronco y vi que poco a poco se movió hasta ser sacado completamente pero no fue gracias a mi. Giré mi mirada y había un hombre completamente extraño a mi lado. El animalito salió corriendo y yo simplemente me eché hacia atrás.

-perdón por mi inoportuna aparición.—dijo el chico con una voz un poco gruesa, el se colocó de pies y me extendió la mano para ayudarme a levantarme.—tranquila, no te haré daño.

-gracias por ayudarlo.—dije ascendiendo a tomar su mano y ayudarme a levantarme. El sonrió un poco mostrando unos gran colmillos como los demás tenían.—¿eres un lobo también?.

-¿sabes de nosotros?.—preguntó el poco confuso y yo asentí suavemente, el comenzó a hacer ese extraño movimiento con la nariz olfateandome a lo que yo volví a retroceder.—tú no eres humana, ni tampoco una de nosotros.

-¿perdón?.—dije un poco confusa.

-ese aroma yo lo he olido antes.—dijo nuevamente moviendo su nariz.—hace muchos años lo olí.

-¿oh si?.—dije aún confundida. El se acercó a mi y comenzó a darme la vuelta hasta tomar uno de los mechones de mi cabello.

-si, ese olor a vainilla, fresa y delicado.—dijo el colocándose ahora delante de mi.

-creo que mejor debo marcharme.—dije pero el me miró confundido y rio suavemente.

-se que eres un angel.—dijo detuviendome completamente, me giré hacia el y en sus labios se alzaba una sonrisa.—conozco varios angeles.

-¿ah si?.—dije ahora yo un poco extrañada.—¿a quien?.

-no podría decirte sus nombres.—respondió.—hace muchos años las conocí pero preferiría que ellas no pusieran de mi existencia.

-¿por que?.—pregunte un poco extrañada, este chico era muy extraño.

-digamos que la pase muy bien..—dijo el acercándose a mi.—ustedes tienen una extraña esencia que enamora. Una esencia que nos vuelven locos y yo caí con una de ustedes.

-¿por que no estás con ella?.—pregunté.

-porque ella se marchó con otro.—dijo entre risas.—a mi lado solo habría sangre, asesinatos y no podía soportar que algo le pasara por mi culpa.