Capítulo 25

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La curiosidad de sentir esos labios me mataba, era algo que me exigía a gritos mi mente y mi corazón. Era como si por un segundo no quería pensar en nada más que tocar esos labios, sentirlos y hacerlos míos. Pero no dudé ni un segundo más y lo hice. Me acerqué hasta sentir sus labios junto a los míos pero la sorpresa más grande fue sentirlo a él corresponder a mi. Mis labios siguieron su ritmo sin parar ni desear parar. Sus labios eran una mezcla entre amargura y dulzura a la misma vez y simplemente deseaba seguir. Su mano sostuvo mi rostro como de la misma manera las mías sujetaron el de él atrayéndolo más a mi, mi cuerpo volvió a experimentar el calor, las ganas de que no pararan aumentaba cada segundo más.

-ese hijo de..—en cuanto sentí una voz simplemente de un solo golpe me aparte.—perdón no sabía que esta aquí.

-y me marchaba.—dije suavemente pero sentí mi rostro arder.

Sin pensarlo más de dos veces corrí saliendo de ahí, la vergüenza que sentía era demasiada como para quedarme o decir una palabra más. No solo mi rostro ardía si no que sentía ardor en todo mi cuerpo. Porque el ocasionaba eso en mi, porque deseaba seguir besándolo o incluso muchísimo más. Es que simplemente lo deseaba y sabía que el me deseaba también porque si no porque me miraba de la manera que me miraba, ni tampoco hubiera seguido el beso.

-!Laia!.—la voz de Kaia hizo que volviera a la realidad.

-¿me decías algo?.—dije intentando volver a mis sentidos y ella sonrío.

-¿estás bien?.—preguntó y yo asentí rápidamente.—no pareces que te encuentres bien.

-estoy bien.—dije suavemente.

-tu herida está bien.—entonces recordé.—¿no te has visto tu herida?.

-lo olvide completamente..—contesté.—pero supongo que estoy bien, no me duele.

-ve a ver a un anciano Laia..—dijo un poco preocupada pero yo negué.

-estoy bien..—volví a mencionar y ella me miró un poco confundida pero no insistió más.

-esta noche haremos una fogata.—dijo ella.—te menciono por si deseas venir.

-oh claro..—respondí y ella asintió a duras penas.

-Laia..—la voz del chico anterior hizo presencia.—hola Kaia.

-hola Araziel..—respondió Kaia.—¿pasa algo?.

-no..—respondió.—solo venía a decirle a Laia que podía entrar, que ya me marchaba.

-iré a llamar al anciano para que lo vea..—dije sin pensarlo dos veces sintiendo nuevamente mis mejillas arder.

-sería mejor si el te ve cuando despierte..—insistió el.—se quedó dormido pero no lucía muy bien.

-concuerdo con Araziel.—mencionó Kaia y yo la miré un poco tímida.—creo que deseara verte a ti cuando despierte.

-¿a mi?.—pregunté y ambos asintieron.

-déjame saber si necesitas algo..—dijo el chico.

-¿ya despertó?.—la voz del hermano de Kaia se hizo presente.

-aún no.—respondió el chico.—¿pasa algo?.

-Robert ordenó mantenerlo bajo vigilancia y encerrarlo cuando despierte..—respondió el chico de cabello blanco.

-¿qué?.—fue lo único que salió de mis labios, sentí un poco de molestia al escuchar aquello.

-es solo para mantenerlo bajo vigilancia y supervisión.—respondió el intentando sonar más gentil pero no para mí no sonó nada bien.

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