Capítulo 15

135 14 0
                                    

ARTHUR.

Oculto mi sonrisa detrás del cáliz de sangre mientras observo a Stephen caminar de un lugar a otro en mi apartamento, no hizo falta que me dijese que marcó a la madre de mi chica porque su olor y el de mi suegra cambiaron, ahora son el mismo.

—¿Ya terminaste de caminar, hermano? —Pregunto con burla—. Vas a desgastar el mármol de tanto que has ido y venido en el mismo lugar y sinceramente, ya estás comenzando a marearme.

Stephen detiene de inmediato su caminata y me mira mal antes de dejarse caer en el sofá de cuatro plazas, ¿se estará arrepintiendo de haber marcado tan pronto a su pareja destinada? ¿O sucedió algo más aparte de tan importante evento? Porque de otra manera no me explico su nerviosismo, debería estar muy feliz en este momento.

Para nosotros encontrar a nuestras parejas es una de las ocasiones más especiales de nuestras vidas y joder, nunca creí que viviría lo suficiente como para ver a Stephen, promiscuo de la familia, marcarse con su pareja destinada.

—Me preocupa la reacción de nuestros padres y clan, dos de sus hijos y miembros enlazados con el clan enemigo —responde con preocupación—. Con un clan tan poderoso que podrían reducirnos a cenizas si así lo quisieran.

—No siempre fuimos enemigos, ¿recuerdas? En el pasado, antes del trágico motivo de nuestra enemistad, éramos amigos —contesto con calma—. Tal vez vean esto ambos patriarcas como razones suficientes para hacer las paces y aceptar escuchar mi versión de los hechos.

—Sería un ganar – ganar, ¿no lo crees? Porque se reanudarían nuestros acuerdos comerciales y habría menos tensión entre los miembros de ambos clanes, disminuyendo así las riñas y muertes sinsentido que ocurren a menudo —murmura y suelta un suspiro pesado—. Ahora, hablando de nuestra situación familiar, es rarísimo saber que soy o seré el padrastro de tu Alma porque estoy marcado con su madre, ¿qué vendría siendo tuyo? ¿suegro – hermano? ¿hermano – suegro?

Suelto una fuerte carcajada y mi hermano me mira mal como si lo hubiese ofendido, vamos, es muy graciosa la situación y extraña, no voy a negarlo. No había pensado antes en qué posición quedaríamos, pero una cosa tengo claro, siempre será mi hermano y mejor amigo.

—Siempre seremos hermanos, eso es más que suficiente. Sí, serás el padrastro de mi chica, pero seguirás siendo mi hermano mayor, nuestra situación no cambia ni cambiará —comento y tomo un sorbo de sangre—. De lo que debemos preocuparnos ahora es de llevarlas a su clan, porque si no tomarán como un acto de traición más eso y pensarán que estamos ocultando a los vástagos de Theodore de ellos mismos y sabes que en entre clanes los rumores corren muy rápido, tal vez y ya sepan de mí y de Hell.

Stephen asiente y se levanta una vez más y yo pongo los ojos en blanco, espero que no comience a caminar de un lugar a otro, cierro los ojos y me concentro en la imagen que se reproduce en mi cabeza de mi chica y yo besándonos en el yate hace un par de horas mientras bailábamos una canción lenta, Hell saca mi lado más romántico y protector, así como también el sucio porque quiero hacerle el amor en cada rincón que sea de mi propiedad, pero antes deseo conocerla y que tenga presente que me interesa conocerla de verdad y no engatusarla para tener su cuerpo.

Termino de tomarme el contenido de mi cáliz y lo dejo sobre la mesa ratona, ya después lo llevaré a la cocina para lavarlo, mi prioridad en este momento es cuidar de la salud mental de mi hermano que parece estar muy liado por no saber en qué posición nos encontramos en el tablero.

—¿Te arrepientes de haber marcado a Britney? —Inquiero con cautela sin quitarle los ojos de encima.

Se acerca a mí tan deprisa que no me da tiempo de reaccionar y me toma por el cuello de mi camisa, pegándome de manera agresiva a su rostro, dejándome totalmente sorprendido e inmóvil. Nunca había sucedido esto, ni siquiera cuando yo era un niño y jugábamos de forma ruda. Quedándome de manera muy clara que lo he ofendido con mi pregunta.

—No vuelvas a preguntar esa mierda, Arthur —espeta con molestia, viendo en su rostro la ira apenas contenida, estoy seguro de que si fuese cualquier otro vampiro me habría destrozado. Me quito sus manos de encima y le doy un empujón tan fuerte que cae de espaldas en la mesita ratona de cristal haciéndola añicos.

—Y tú no vuelvas a ponerme las manos encima, hice una simple pregunta y no era ni es razón suficiente para que reaccionaras de esa manera, ¿acaso ibas a golpearme, Stephen? —Espeto con dureza viéndolo desde arriba antes de hacerle más preguntas que sé que lo va a dejar desarmado—. ¿Le harás lo mismo a Britney cuando pregunte algo que no te guste? ¿La golpearás? ¿La mandarás a callar?

—Hermano, yo no... yo no haría eso —responde avergonzado y me comienzo a reír, viéndolo apretar los labios y apartar la mirada—. Perdón, no sé qué me pasa, me puso loco que insinuaras que me arrepiento de haber marcado a Britney, me conoces y sabes que odio la violencia.

Sé que lo que dice es cierto y que somos seres completamente diferentes, pero yo no habría intentado amedrentarlo como él a mí por hacer un comentario de mi chica fuera de lugar. Me siento traicionado porque si no lo empujo, estoy seguro de que me habría golpeado.

—Recoge los pedazos de la mesa y márchate, Stephen —digo obligándome a tragar el enorme nudo que tengo en la garganta—. Otro día hablaremos, pero por hoy necesito mi espacio y ha sido suficiente.

Me marcho de la sala de estar utilizando mi velocidad vampírica y me encierro en mi habitación, obligándome a respirar profundo para no llorar. Me siento muy dolido, sé que el lazo muchas veces nos obliga a hacer cosas locas para defender a nuestras Almas, pero en ningún momento me metí con mi cuñada o la ofendí para me tratara así.

Escucho a Stephen maldecir y sollozar en la sala de estar mientras limpia el desastre que hizo la mesita ratona y el cáliz de sangre roto, siento que mi familia se está yendo a la mierda y no tengo siquiera la menor idea posible de cómo arreglar eso.

Sé que juntos somos más fuertes, pero el problema está en lo difícil que es mantenernos unidos siendo todos tan diferentes y que el amor no basta ni es suficiente para ello. Amo a mi familia, los dioses saben que sí, pero a veces quiero estar muy lejos de ellos para que no me lastimen con sus actitudes.

—Hermano, arreglemos esto. No quiero irme de acá sabiendo que te hice daño, me mata saber que herí a mi hermanito pequeño de manera injustificada —susurra—. Por favor, Arthur, no fue mi intensión lastimarte, lo juro.

Me pongo de pie y camino hacia la puerta de mi habitación y la abro, abrazándome mi hermano de inmediato y arrullándome entre sus brazos como si fuera un bebé pequeño que necesita ser consolado.

—Esto no volverá a suceder, hermano, no quiero perderte.

—Nunca me perderás y sabes que es así, pero quiero que me prometas que esto no volverá a ocurrir —respondo y rompo el abrazo para mirarlo a los ojos.

—Lo prometo y sabes que yo cumplo mis promesas, Jayden.

Secretos Oscuros © [LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora