Capítulo 17

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HELL.

Me alejo de la puerta del apartamento un poco para que mamá no me vea, mientras Arthur camina hacia mí tal cual un depredador a instantes de devorar a su presa, mirándome como si me quisiera devorar y eso me excita.

Termino de acortar por mi hombre la escasa distancia que nos separaba y coloca en el suelo una pequeña cava térmica plástica y yo me echo a sus brazos, entrelazando mis manos detrás de su cuello y juntando mis labios con los suyos en un beso cargado de pasión, deseo y muchas ganas de arrancarnos la ropa.

Muero porque ardamos juntos.

Gimo bajito en su boca y eso es un incentivo para mi chico, quién me muerde el labio inferior lo suficientemente fuerte como para hacerme sangrar y lamer la sangre de la herida, raspándome un poco con sus colmillos en el proceso, haciéndome estremecer bajo su tacto.

—Hola a ti también, amor —susurra y me alza del suelo, envolviendo de inmediato con mis piernas su cadera—. Amaría si me recibes así en la oficina o en casa, ¿qué te parecería hacerlo?

Me tomo mi tiempo para contestarle, observando maravillada sus ojos y lo despeinado que luce su cabello, como si no le hubiera dado tiempo de arreglárselo porque vino acá apenas lo llamé. Joder, su compromiso conmigo me calienta más que el sol en verano, me ha dicho muchas veces a lo largo de esta semana que soy su prioridad y lo ha demostrado con hechos de que es cierto lo que dice.

—Una manera muy perfecta de empezar con buen pie el día, la semana, el mes o año, señor Youngblood —mi chico maldice entre dientes y me besa con brusquedad, haciendo que nuestros colmillos se rocen y eso me encanta.

¿Podría él mejor recibirme así? Hace movimientos lentos con sus caderas, ocasionando que nuestras partes se rocen por encima de la ropa y muerdo su labio inferior para no soltar un fuerte gemido que haga que mis vecinos humanos salgan o llamen a seguridad.

Lamo la sangre que sale de los diminutos orificios que le dejé y suspiro, me encanta el sabor de su esencia vital y le encuentro más gusto que la de los humanos empaquetadas en bolsas que me dejó en mi habitación.

—No me llames señor, Infierno —me pide dejándome en el suelo—. Por favor.

—¿Por qué, mi señor? —Pregunto con malicia observándolo de la misma manera en que él me mira a mí.

—Porque no sé si pueda controlarme y seguir siendo un caballero, Shayden —murmura y recoge del suelo la cava térmica, para luego con su mano libre tomar la mía y llevarme de vuelta al apartamento—. Y pese a desearte, primero quiero hacer las cosas bien antes de que demos un paso tan importante como es tener relaciones sexuales y marcarnos.

Lo abrazo y deposito un beso en su mejilla, este hombre es un caballero con todas sus letras y estoy encantadísima con ello, no podría tener un compañero mejor que este hombre.

—Agradezco mucho que seas un caballero y no un asno, Jayden. Yo también deseo hacer todo bien que cuando ya decidamos unirnos, lo hagamos sin arrepentirnos después —murmuro y él aprieta mi mano, imagino que, entendiendo lo que está sucediendo entre su hermano y mi madre—. ¿Cómo están tus padres y hermanos? Imagino que preocupados con la noticia de que tu pareja destinada es parte del clan enemigo.

Arthur relaja sus hombros y nos detenemos en la puerta abierta del apartamento que nos regaló a mi madre y a mí, observándome como si yo fuese lo más bonito y preciado que tiene en su vida y eso me hace sentir tan querida y única. Joder, estoy tan mal por este hombre.

—Lo haremos, mi dulce Infierno. Nada es imposible si se tiene fuerza de voluntad y ganas de hacer lo correcto, quiero que tú seas mi esposa, mi señora antes de que hagamos alguna cosa que involucre estar ambos sin ropa —dice en voz baja, depositando un beso en el dorso de mi mano—. Mis padres y hermanos están bien, mamá está ansiosa por conocerte y el resto está preocupado por nuestra unión. Por cierto, Stephen viene en camino, quiere disculparse con tu madre por lo que hizo y enmendar su error, te juro que mi hermano no es un mal hombre, pero sí bastante estúpido y despistado.

Asiento y veo mamá desde la entrada del apartamento acurrucada en el sofá, no sé qué decirle sin sonar escéptica o dudar de su palabra con respecto a su hermano.

—Nosotros cuando nos besamos o abrazamos nos sentimos en una nube de ensoñación, tanto que parecemos drogados por el efecto que ejerce sobre nosotros el lazo estando a medias. Imagínate el caso de mi suegra y mi hermano, ambos tienen su vínculo completo y el efecto es mil veces más fuerte, intentemos no crucificarlo por olvidar detalles tan importantes como esos —añade con la vista fija en mi rostro—. Si de verdad Stephen fuera un idiota, no estaría viniendo en este momento para acá.

—Me pides que confíe en alguien que hirió al ser que más amo y el más importante de mi vida —comento con seriedad sin apartar mis ojos de mamá—. Lo siento, pero no puedo hacerlo, mi prioridad es velar por el bienestar de mi progenitora y no voy a permitir que un idiota se aproveche de ella, no me importa si ese ser resulta siendo su Alma y tenga que patearle el trasero.

Arthur se queda en silencio y entramos al apartamento, mamá se incorpora en el sofá e intenta sonreírnos con dulzura, mi Alma camina hacia ella y le entrega la cava térmica con las bolsas de sangre.

—Muchas gracias, Arthur, por todo —musita mamá con un tono de voz cargado de agradecimiento y timidez—. Por darnos un hogar, autos, alimento y estar al pendiente de nuestro bienestar, eso habla muy bien del excelente hombre que eres y no podría estar más agradecida con los dioses por la excelente pareja que destinaron para mi hija.

—Lo mismo puedo decir de usted, tiene una hija muy valiente que haría lo que fuera con tal de protegerla, eso es un reflejo de lo buena madre y amiga que ha sido para ella —responde con calma y toma asiento apenas mamá le señala el sofá, porque no se había tomado el atrevimiento de sentarse solo por habernos comprado este lugar—. Señorita Britney, ¿le gustaría trabajar para mí en mi empresa?

Lo observamos con sorpresa y ella de inmediato toma sus manos y niega despacio con la cabeza, entendiendo el por qué rechaza la oferta. No tuvo la oportunidad de estudiar, desde muy joven tuvo que cuidarme y fue prisionera de la abuela durante casi veinticuatro años, en todo ese tiempo nunca pudo salir de casa por su cuenta y las pocas veces que lo hizo fue para llevarme a la escuela en compañía de la abuela y el tío Edward.

—Me encantaría aceptar la oportunidad que me está dando, pero no puedo hacerlo. No tengo conocimiento alguno sobre lo que realizan en su empresa, lo único que sé es sobre el cuidado de un hogar y niños semi humanos —contesta con vergüenza y bajo la cabeza—. ¿Qué podría hacer allá? ¿Estorbar? Mi hija está mejor capacitada que yo, es Ingeniera en Sistemas Informáticos.

—Usted lo que haría en mi empresa es aprender, aprender mientras estudia porque voy a pagarle completa la matrícula universitaria de la carrera que elija estudiar —dice Arthur con cariño—. No me va a deber nada de dinero, esto lo quiero hacer por usted y por lo agradecido que estoy por haberme dado a la mejor pareja del mundo.

Mamá lo abraza y comienza a llorar, para nosotras es muy raro que alguien haga algo bueno por nosotras sin tener dobles intenciones, nuestra familia es un claro ejemplo de ello. Es un milagro que nos hayamos podido ocultar bien de ellos por tantos días sin ser encontradas, quizá Arthur tuvo algo que ver.

—Gracias por tanto, Arthur —murmura mamá y yo limpio con discreción las lágrimas que se me han salido por la bondad de mi pareja destinada—. No sé cómo voy a pagarte alguna vez todo lo que has hecho y sigues haciendo por mí y por mi hija.

—Con seguir siendo esta excelente persona estoy más que satisfecho —dice Arthur con cariño—. Bienvenida a la familia y clan Youngblood, señorita Britney Ainsworth, los dioses no pudieron haberle dado una pareja mejor que usted a mi hermano.

Secretos Oscuros © [LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora