Capítulo 23

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STEPHEN.

Cuatro días después.

Todos escuchamos con atención lo que dicen mi hermano Arthur y mamá sobre lo que todos están hablando en el clan y en el corazón vampírico de Seattle: el asesinato de Leonard Youngblood en manos de su sobrino.

Todo mundo habla de mi hermano y lo despreciable que es por asesinar a su propia sangre, pero nadie comenta el motivo real que orilló a Arthur a mancharse las manos de la sangre asquerosa de nuestro repugnante tío: que Leonard casi mata a su cuñada estando embarazada con ocho meses de gestación y sin esta poder defenderse, si Arthur no hubiera intervenido, dudo mucho que alguien más lo habría hecho y ahora mismo estaríamos llorando el fallecimiento de mi progenitora.

Si Arthur lo deja vivo, ese despreciable ser no hubiera dudado siquiera un segundo en ir tras mi madre y hermano para deshacerse de ellos. Mis otros tíos que planeaban junto a él la seguridad de la fiesta de reclamo, no intervinieron cuando Leonard tomo a mi madre por el cuello y empezó a estrangularla, no les importó porque ella no es su sangre.

—¿Cuál es el plan que seguiremos ahora que no tenemos clan? —Inquiere Bryony con preocupación, todos estamos en el apartamento de Arthur en el centro de la ciudad momentáneamente mientras decidimos qué hacer a partir de ahora—. La mejor opción que tenemos es pedir al clan Ainsworth que nos acepte como nuevos miembros o crear uno, mamá está embarazada y somos siete actualmente y el bebé que viene en camino sería el miembro número ocho, más las respectivas parejas de ustedes llegaríamos a diez y contaríamos con el apoyo de los Ainsworth, por lo que nos contaron, ellos nunca dejarían desprotegidas a sus chicas.

Pese a todos los problemas que ha tenido con Arthur en las últimas semanas, ha sido quién más apoyo le da dado y quién no le ha permitido deprimirse. Pese a que no hemos ido al clan Ainsworth en los últimos cuatro días por nuestra delicada situación, hemos mantenido contacto con ellos y seguido con los planes y hoy tenemos la visita del patriarca de dicho clan.

—Crear nuestro propio clan, eso es lo que haremos. Tendremos un nuevo apellido y nuevas normas a seguir para no repetir la historia sanguinaria de todos los Youngblood, deseo que nuestro naciente clan sea uno donde reine el amor, la paz y la unidad, uno en el que antes de recurrir a la violencia primero nos sentemos a dialogar como la familia que somos y en el que recibamos a nuevos miembros sin utilizarlos como nuestros peones, sean vampiros convertidos o de sangre —manifiesta papá con calma mirándonos a todos—. Ya basta de mancharnos las manos de sangre para hacernos escuchar y respetar, los amo y deseo que todos estén bien.

Abrazamos a papá con fuerza y lo escuchamos quejarse un poco para que luego soltar una risita cargada de alivio, aunque no se lo dijera a Arthur por lo volátil que tiende a ser en ocasiones, desde hacía mucho tiempo él deseaba que abandonáramos el clan y nos desligáramos de nuestra familia, pero Leonard de alguna manera u otra siempre lo impedía y lograba convencer al abuelo para que la petición de su otro hijo fuera denegada.

No sé cuánta influencia tenía el tío Leonard sobre el abuelo, pero con él estando muerto dudo mucho de que los demás nos den caza por traición y por prácticamente ser cómplices de Arthur en el asesinato de esa escoria, solo espero que en el futuro podamos tener una buena relación con nuestros familiares, más no volver a ser parte de ellos o mezclarnos más de lo necesario. Los Youngblood nos hemos hecho mucho daño los unos a los otros, por eso pasaba mucho tiempo alejado de la familia así viviéramos en la misma ciudad.

Podía pasar más de una década y yo no hacía el mínimo intento de acercarme a ellos a menos que el patriarca del clan me obligara a estar presente en alguna reunión importante, porque era miembro del Consejo o como ellos se hacen llamar, «pilar» del clan. Odio estar cerca de esas víboras.

Secretos Oscuros © [LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora