Capítulo 34

85 11 0
                                    

HELL.

Observo con atención la esfera azulada y brillante en la que mi secuestrador parece buscar con concentración algo con los ojos cerrados, dado que tiene las manos dentro de la misma y su rostro permanece con un gesto serio desde hace varios minutos.

Dijo que me enseñaría a devorar almas para volverme más fuerte y a fragmentarlas, ambas cosas como un regalo de boda y la última también para cumplir con la petición que le hice. Odio a mi abuela por hacerme esto y voy a hacerla pagar, no sé qué tan fuerte es Lena James, pero estaré feliz de torturarla un tiempo antes de devorar su alma.

Astaroth me dijo que al devorar a cualquier demonio o ser mágico, voy a hacerme más fuerte y a potenciar mis habilidades, además de adquirir las que poseía el ser en cuestión, cosa que me parece perfecta si quiero superarlo, lastimarlo y asesinarlo por separarme de las personas que amo, violarme y romperme en mil pedazos.

Conforme pasan los minutos y horas estando aquí, siento como poco a poco voy corrompiéndome y transformándome en un ser oscuro con sed de sangre, venganza y poder. Sé que cuando termine todo esto, no voy a ser la misma o siquiera una cuarta parte de lo que fui alguna vez y eso me asusta.

Sé que voy a despertar en mi propio cuerpo al regresar con mi familia, dando que este no ha muerto, pero me preocupa que esté tan, pero tan cambiada que ellos me teman y digan que no me reconocen, porque no soy la chica que estuvo con ellos hace meses u años y tal vez tenga que volver aquí al no haber un lugar para mí con ellos.

Nadie quiere estar cerca de un demonio.

Le doy la espalda a Astaroth y camino hacia el enorme ventanal de cristal encantado y miro hacia abajo, viendo a miles de criaturas congregarse afuera de los muros del castillo y soltar gritos de júbilo al verme observarlos. Alzo la mano con timidez y les saludo, aumentando el ruido que están haciendo.

Deben ser servidores de mi esposo, me repugna tanto el solo pensamiento de que estoy unida a ese ser asqueroso y lo hace aún más el saber que cada vez que vaya a violarme para que cumpla con mis supuestos deberes conyugales, voy a observar su verdadera forma demoníaca dado que eso le da más placer.

Y me aterra quedar embarazada de él, no usó ninguna clase de protección hace unas horas y dudo que lo haga las siguientes veces, mi tormento apenas comienza y no sé cómo voy a sobrevivir a él sin antes quitarme la vida.

Aprieto la mano derecha y sin querer salen chispas color plata de mis de mis dedos, impactando contra el cristal y algunos adornos, rompiendo en mil pedazos los objetos que estoy segura tienen miles de años y valen una fortuna.

—Controla tus emociones para que puedas canalizar tu poder hacia algún objetivo o varios en específico si no deseas destrozar todo a tu paso —musita el hombre que está haciendo reales mis más oscuras pesadillas y volteo apenas el rostro para encontrarlo mirándome con fijeza, logrando incomodarme por la manera lasciva en que me mira, por su mirada deduzco que quiere violarme una vez más—. Y si deseas protegerte, imagina que tienes a tu alrededor un escudo protector tan impenetrable que ni las armas más poderosas de tu enemigo puedan romperlo. Conmigo no necesitarás usarlo, porque yo sería incapaz de hacerte daño, mi princesa.

Cierra los ojos y yo vuelvo la vista al frente, poniendo un escudo a mi alrededor que repela a cualquier criatura dándole una fuerte descarga eléctrica si detecta que tiene intenciones de acercarse a mí, todo con tal de protegerme de Astaroth o al menos hacer el intento.

Y lo pondré a prueba con los demonios que están congregados frente al castillo.

—Saldré a pasear entre la muchedumbre frente al castillo —le informo para evitar tener problemas innecesarios con el príncipe demoníaco.

—No, es muy peligroso y podrían hacerte daño —responde de inmediato y yo lo observo con dureza—. Por favor, no te pongas en peligro de manera innecesaria siendo tan inexperta, ni siquiera sabías que tenías sangre demoníaca hasta hace unas horas.

—Pondré a prueba el escudo y si ves que estoy en problemas al no funcionar el mismo y verme superada por la cantidad de demonios, mátalos a todos —contesto y frunce el ceño con preocupación, pero asiente afirmativamente después de soltar un suspiro cargado de cansancio—. Necesito probar qué tan fuerte soy siendo al parecer una strigoi, única en mi clase.

—¿Por dónde saldrás? —Inquiere con ese mismo tono de preocupación que le queda de lo más ridículo, me golpea, amenaza, viola, humilla y demás vejaciones y me sale con que se preocupa por mí, puras mentiras que no me creo en absoluto.

—Ya lo averiguarás —digo y segundos después me lanzo por el ventanal roto, ocasionando que Astaroth y la multitud griten muy fuerte, haciéndome sonreír y sintiéndome más viva que nunca por la adrenalina que corre por mis venas mientras desciendo.

Canalizo magia hacia el sitio en el que voy a caer para que simule ser una cama y no hacerme daño con el impacto y escucho a Astaroth maldecir y soltar una risa de incredulidad desde la ventana rota.

Caigo sobre mis pies con la gracia y elegancia de un gato, sintiendo el pulso en los oídos. Las puertas de acero se abren frente a mí apenas comienzo a caminar hacia ellas, que son la entrada y salida al castillo del príncipe demonio que me observa desde las alturas.

Como si fueran polillas atraídas hacia la luz, las criaturas infernales se acercan a mí, siendo repelidas por el escudo y yo niego con la cabeza, porque muchas más intentan llegar a mí, sufriendo el mismo destino que todas las anteriores.

—Yo soy su nueva princesa y me deben respeto, arrodíllense, júrenme lealtad y háganme un juramento de sangre y a cambio, les brindaré protección —digo con un tono de voz firme y fuerte, escuchando murmuraciones provenir de todos los lados, pero me mantengo con la cabeza en alto, portando la corona que Astaroth mismo me colocó.

Casi al instante, miles de criaturas caen de rodillas frente a mí y hacen cortes en las palmas de sus manos, enseñándomelas y dándome su lealtad. Hago un corte en mi muñeca con un puñal que robé del castillo y alzo el brazo para que todos vean que lo que prometí no son falacias y que estoy obligada a cumplirlo por el pacto de sangre.

De seguro cuando entre al castillo Astaroth me castigue golpeándome y violándome por haber conseguido aliados que están dispuestos a luchar por mí, pero no me importa porque apenas pueda, voy a asesinarlo y esa será mi venganza por tanto sufrimiento y dolor.

Secretos Oscuros © [LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora