Capítulo 18

116 16 1
                                    

STEPHEN.

Llego al edificio donde vive mi mujer y mi cuñada una hora y veinte minutos después de recibir la llamada de Arthur, sé que aún están aquí por el auto de mi hermano sigue estacionado en frente. Mierda, no sé cómo voy a mirar a mi pareja y a mi cuñada por lo que hice, Hell me abrió las puertas de su hogar y yo la defraudé al marcar a su madre, convertirla en vampiro e irme como si nada hubiera pasado.

Fui egoísta con la mujer con la que voy a pasar toda la eternidad y no sé cómo sentirme al respecto, espero que pueda perdonarme porque juro por lo más sagrado que existe que no lo hice adrede, bajo ningún concepto jamás la dejaría a su suerte y desprotegida.

Respiro profundo y entro al edificio con una cava térmica en las manos repleta de sangre para que mi chica esté alimentada y no sufra de abstinencia, intentaré convencerla de que se venga a vivir conmigo a mi casa, nada jamás le faltará y tendrá vampiros a su disposición todo el tiempo para que la instruyan sobre el mundo vampírico y cómo controlar su sed por la sangre humana cuando yo esté en nuestra empresa trabajando, porque lo mío es suyo.

Porque del resto, seré yo quien se haga cargo de la educación de mi chica si así ella lo quiere, pero por ahora lo primordial es ir a pedir disculpas e ir a su clan a reclamarla como mi Alma, al menos quiero hacer algo bien esta madrugada.

Apenas el ascensor abre sus puertas en el piso correspondiente, escucho las risas y voces animadas de mi hermano, cuñada y la de mi Alma, al menos están pasándola bien y no discuten por mi culpa.

—Ya llegó Stephen —les informa mi hermano y las risas se detienen de golpe—. Por favor, no sean demasiado duras con él, puede que sea mayor que yo, pero es algo tonto.

Comienzo a reírme y la mujer de mi vida también lo hace en compañía de mi hijastra, la puerta se abre y veo a mi hermano lucir lo más desaliñado que lo he visto verse en los últimos cien años, pero con una sonrisa radiante y los ojos brillosos, estar cerca de su Alma le hace bien.

Desde el momento en que asesinó de forma accidental al vampiro del clan al que pertenecen nuestras chicas, había perdido su brillo y la felicidad, es como si ese evento le hubiera drenado la vida.

Y es una gran ironía del destino que termináramos siendo destinados a dos vampiresas del clan enemigo.

—Gracias por confiar en mí, Arthur y seguir abogando por mi causa así me mande tremendas meteduras de patas que te hacen quedar mal —susurro y su respuesta es abrir los brazos y yo no dudo en dejar la cava en el suelo y abrazarlo con todas mis fuerzas—. Te amo mucho, hermanito y te estaré eternamente agradecido y en deuda por esto, no te merezco.

—Procura no volver a arruinarlo como lo hiciste hace un par de horas, porque la próxima vez no habrá mediaciones, sino que iré directo a darte un pescozón y me va a importar poco y nada que seas mayor que yo y que te debo respeto por cuestiones de estatus en el clan —contesta y yo lo que hago es sonreír con más amplitud, logrando que ponga los ojos en blanco y me observe con fastidio antes de sonreír, ¿quién este ser y dónde está mi hermano? Tenía más de cien años sin verlo así de bromista.

—Estaría muy ofendido si no me golpeas hasta hacerme reflexionar, hermanito —respondo con diversión, separándome de él y tomando del suelo la cava con el alimento de mi chica—. ¿Britney está muy enojada conmigo?

Arthur se encoje de hombros y me empuja dentro del apartamento, sintiendo de inmediato dos pares de ojos sobre mí, sintiéndome pequeño y avergonzado como nunca lo estuve antes y yo nunca me avergüenzo de lo que hago o de lo que soy, así que esta es mi primera vez estándolo.

—Eso debería contestártelo yo, no le corresponde a mi yerno responder por mí —añade Britney sin una pizca de timidez y veo a su hija sonreír con orgullo, como si pocas veces su madre se defendiera a sí misma—. No estoy molesta, Stephen, pero si me dolió mucho todo después de caer en cuenta de lo que hicimos y de la poca responsabilidad que tuviste conmigo al marcharte.

Secretos Oscuros © [LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora