Capítulo 16: Kara

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KARA

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KARA

El hijo del Káiser me había acorralado hasta el escritorio de mi estudio. Tenía una mano apoyada al extremo a unos centímetros de mi cintura y con la otra mano presionaba su navaja en mi cuello. Su presencia inesperada me tenía paralizada. No lo había visto en el mercado, pero estaba segura de que había tenido el descaro de seguirme hasta aquí.

Dante todavía no había llegado, así que la desesperación provocó que el sudor se acumulara en mi frente. Los rayos del sol me acariciaron la piel y la luz cegadora me calentó la mitad del rostro. Mi compañero de estudio siempre llegaba antes de que oscureciera, así que faltaría poco para que entrara por esa puerta y me echara un mano con el tipo que tenía un semblante adiestrado a arrestarme y obligarme a andar hacia la zona élite.

Por el momento, tenía que empeñármelas a solas. El miedo me nublaba la mente, pero si me concentraba mejor, podría derribar a quién me tenía aprisionada.

Sus ojos examinaron mi rostro, como si pretendiera grabar cada detalle y trazar mis facciones con el propósito de añadirlo a la lista de retratos de los criminales más buscados que circulaban en los medios de comunicación. Aparte de Dante y la señora Willy que vivía en el primer nivel, había sido uno de los primeros en ver mi verdadero rostro, y aquello resultaba extremadamente peligroso.

A partir de este momento, cualquier acción que tomaba debía ser cautelosa. Si me escapaba de él, mis planes se irían por la borda. Si lo asesinaba ahí mismo, el Káiser no dudaría en cortarme la cabeza o incrementar el sistema de seguridad hasta hallarme. Me encontraba entre la espada y la pared, y ahora, estaba más que dispuesta a escuchar uno de esos consejos de mi amigo.

Marxel me obligó a levantar la barbilla, apretando de nuevo el filo amenazador en el contorno de mi cuello.

—¿Cómo te llamas? —preguntó con un tono firme y exigente.

—Sofía —murmuré la mentira.

Siempre había querido llamarme así. La pronunciación de su nombre me parecía tan suave, como una delicada flor, como si prescribiese mucho de quién lo poseía.

—Mientes —soltó. Me arrepentí de haber respondido tan rápido, porque presionó más fuerte la navaja contra mi garganta, y retrocedí la espalda hasta casi rozar el vidrio de la ventana.

Podía sentir el filo rasgándome la piel.

—Me llamo Kara —conferí sin opción, y cerré los ojos—, Kara Valera.

En cuanto terminé de pronunciar mi apellido, desajustó la presión en mi cuello y presencié su propia exhalación. El sonido arribó desde la profundidad de su garganta y se esparció sobre mi rostro, obligándome a abrir de nuevo los ojos.

No estaba segura de su expresión, ¿Sorpresa? ¿Confusión?

—¿Acaso eres...? —cuestionó anonado—. ¿Eres la hija de Julián y Lilian Valera?

Ladrona de Espejos | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora