K A R ADante me levantó, sacudiéndome el hombro para despejarme del sueño y abrí los ojos de golpe. La súbita agitación de sus brazos me sobresaltó y aún más cuando susurró:
—Kara, hay algo que tienes que ver —dijo y el corazón se me aceleró.
Dante se inclinó hacia atrás, apartándose el cabello oscuro de la cara y esperó a que me recompusiera del sueño. Al saltar de la cama, evitó mi mirada y se volvió hacia la puerta. Había un cierto rechazo en sus movimientos. Estaba claro que seguía disgustado conmigo. Una frialdad ahora se cruzaba por sus ojos y tan solo aguardó a que me colocara de pie.
—¿Qué ha sucedido? —pregunté, y no pude evitar en acercarme a la ventana de la habitación en caso de que los soldados azules estuvieran fuera del estudio. Por suerte, en la zona marginal, todo parecía igual. Los mendigos y marginales deambulaban por la calle a la misma hora.
—Han publicado un nuevo anuncio —soltó—. Sobre ti y Marxel.
Lo acompañé hasta la sala de estar. El hijo del káiser se estaba recomponiendo del sueño también, tenía el cabello rubio desordenado y una marca roja en la barbilla a causa de la camisa de su uniforme. Me vio, soltó un gran bostezo y me sorprendió cuando me mostró una sonrisa ladeada. No dijo ni una sola palabra, pero en sus ojos parecía encontrarse un cierto entretenimiento.
Me volví hacia Dante.
—¿Qué tipo de anuncio?
El ordenador estaba encendido y ya había seleccionado la noticia de esta mañana. Presencié las grandes y dilatadas letras del título de la portada.
«ORDEN DE BÚSQUEDA Y RECOMPENSA»
—Están ofreciendo una gran cantidad de dinero por la entrega del hijo del Káiser —explicó Dante—. Quinientos mil Praks.
Era mucho dinero. Dante me miró de lado, sabía exactamente lo que estaba pensando, pero no íbamos a realizar este intercambio.
—¿Tan poco? —farfulló Marxel a nuestras espaldas, inclinando la cabeza en dirección a la pantalla.
Rodeé los ojos, volviéndome hacia él.
—Sigue siendo mucho dinero.
—No lo suficiente.
Suspiré.
—Deberías dejar de pensar con tú cabeza de arrogante por una vez en tú vida —Le espeté, pero apenas se inmutó. Mostró indiferencia, demostrando su sonrisa de pícaro.
Dante me enseñó la segunda página del periódico digital, esta vez no había una fotografía sonriente de Marxel, sino un retrato dibujado mío. Era una chica con capucha oscura y la mirada hacia abajo. No tenía rostro.
—La recompensa por la cabeza de la Ladrona de Espejos sube a un millón de Praks.
Maldije en voz alta.
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Ladrona de Espejos | 1
Ciencia FicciónTras perder todo lo que amaba, su familia y hogar, Kara hará lo que sea por destruir a la corona. Aún si eso significa robar las identidades y disfrazarse de los rostros de sus enemigos para infiltrarse a la sociedad elitista. Marxel, próximo hered...