K A R A
Me adentré al vestíbulo de la Alta Torre de Prakva.
El primer piso era el más fachendoso y representativo. Los taburetes estaban repletos de adornos de flores y enredaderas. La pared que cubría el escenario principal tenía la bandera de Prakva en alto. Tampoco se podía pasar de vista la increíble cascada de agua que descendía desde la acristalada plataforma de la segunda planta. Detrás de aquella cascada se veía la sección de los elevadores ascendiendo y bajando. Al contemplar arriba, pude notar las suelas de los zapatos de las personas que caminaban de un lado a otro.
Tenía que subir al penúltimo piso, donde se encontraba la habitación de registros. Bajé la cabeza mientras me encaminaba hacia los elevadores. Un cosquilleo me recorría la piel al avanzar entre los trabajadores y visitantes. Procuré pasar desapercibida, pero me daba la sensación de que la gente continuaba mirándome, como había sucedido antes en la avenida principal. No ayudaba el hecho de que no llevaba la misma ropa tradicional de la zona élite. Todos los rostros me parecían una amenaza y tuve que esconder mis manos en los bolsillos de mi capa, así no notaran el temblor que me sacudía.
A pesar de andar el paso, sentí aquel recorrido demasiado lento y forzado. Mis dedos se toparon con el material metálico del brazalete de Marxel y mi corazón se hundió al recordar su rostro, de cómo había soportado tanto dolor mientras le abría la muñeca. Esa tarde había perdido a su madre, había pasado por tanto y aun así, tomó la decisión de ayudarme y se había expuesto a la posibilidad de encontrarse en problemas cuando notaran la desaparición de su Vivem.
Hace un par de semanas, me habría traído sin cuidado lo que podría sucederle al Heredero, pero ahora las cosas eran distintas. No podía evitar estar preocupada por él, como si de repente, hubiera invadido cada rincón de mí mente.
Y eso, no eran buenas señales.
Me adentré al elevador sin prestar atención a la mujer que también se había introducido y presioné el botón hacia el penúltimo piso. Cuando las puertas se cerraron reparé la melena ceniza y los ojos azules. Tina tenía la espalda apoyada a las paredes del elevador y con una mano sujetaba el astil metálico de soporte. Un abrigo de una mezcla de tonalidades azules y verduzcas rodeaba su cuello como el plumaje de un pavo real, el cual combinaba con el agua de la cascada que cubría el exterior del elevador. No podían faltar los guantes negros que abrigaban sus manos.
Su vestimenta tenía que ser una de las más llamativas que había visto en la zona élite y suponía que aquello formaba parte de un catálogo de popularidad entre ellos. Sabía que en la zona tenían sus propios desfiles de moda, aun cuando no había eventos, la gente salía a la calle para relucir sus mejores atuendos.
La última vez que la vi a Tina en persona le robé el Vivem luego de una de sus presentaciones en televisión, la había arrastrado a los baños y dejado inconsciente mientras aprovechaba en salir de aquel lugar.
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Ladrona de Espejos | 1
Fiksi IlmiahTras perder todo lo que amaba, su familia y hogar, Kara hará lo que sea por destruir a la corona. Aún si eso significa robar las identidades y disfrazarse de los rostros de sus enemigos para infiltrarse a la sociedad elitista. Marxel, próximo hered...