16: Creo Que Te Amo

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Fuera llovía a mares, llenando las ventanas de vapor. El paisaje era de un tono grisáceo y, juzgando por el vapor, dedujo que se encontraban a mediados de octubre o septiembre.

Chunta terminó la llamada en la que estaba, suspirando.

— Cancelaron la producción por los siguientes días, hay alerta de tifón.

Asintió, no sabiendo que hacer con esa información. No estaba feliz por pasar más tiempo con él , pero tampoco se encontró a si mismo triste o molesto. Supuso que sólo tendría que soportarlo. Si era honesto consigo mismo ya se había rendido desde hace semanas. No creía que los policías siguieran buscándolo (llevaba meses encerrado y, a parte de que no había algún tipo de evidencia sobre su paradero, la sospecha principal era que estaba en el extranjero), su familia ya no había subido el precio de su retorno más allá de 5 millones de yenes, y habían dejado de pasar su pequeña sección en los noticieros. ¿Era así como se sentía desaparecer? Creyó que sería más doloroso, pero no sintió mucho más allá de decepción. Al menos ahora que no le importaba nada podía actuar como le daba la gana con Chunta, especialmente sabiendo que ya no lo golpearían. Una pequeña ganancia era algo, ¿no?

Chunta le trajo una taza de chocolate caliente, tomando asiento a su lado. Takato agradeció, dando un sorbo. Si fuera por él estaría en su apartamento disfrutando de una buena cerveza mientras estudiaba su diálogo, aunque el chocolate caliente no estaba mal.

— ¿Te gustaría ver una película?

Preguntó Chunta, tomando una caja con dvds de la mesita de al lado. Takato se inclinó un poco para ver los títulos, descubriendo que todas eran películas suyas. Extraño, pero era de esperarse.

Quiso preguntar si las había visto todas, pero no se sentía de humor para hablar mucho-y menos con él-así que tomó la primera que vió: Murmullos Del Mar. La había hecho cuando estaba en preparatoria, trataba sobre el amor entre un pescador y una chica rica que recién se movía a la ciudad. Él tomaba el papel del hijo rebelde del pescador, y pese a no ser un gran rol, se había divertido en el set.

Chunta sonrió, poniéndose en pie para insertar el disco en el reproductor. Una vez la película comenzó a reproducirse le trajo una cobija. Agradeció internamente que no fuera la cobija azul.

Tomó asiento a su lado, prestando atención a la película. Takato rápidamente se perdió en la historia, sonriendo de lado al recordar ciertas escenas. La protagonista era una chica presumida a la que le gustaban las cosas caras, pero la actora en realidad era un terrón de azúcar, y el interés romántico, quien era una persona distante pero de buen corazón en la película, era en realidad un dolor en el trasero. Recordaba bien que se prometió devorarlo si algún día les tocaba volver a actuar juntos.

Sonrió, recordando múltiples instancias en que lo había hecho comer polvo con su actuación mediocre. Las personas que pretendían ser las mejores cuando en realidad eran mediocres merecían una buena lección, después de todo.

— Lo conozco-comentó Chunta, masajeando la pierna de Takato- es parte del equipo de actores.

Vaya, que pequeño es el mundo, pensó.

— ¿Y qué te parece?- preguntó, dando un sorbo a su chocolate. Comenzaba a darle sueño.

— Los actores se han quejado de él.

— Era de esperarse.

Recargó su cabeza en el brazo del sofá, viendo la película sin mucho interés. No era buena, y aún así había sido aclamada por los críticos. Supuso que se debía a la autora principal, quien ya había aparecido en otras películas de renombre. ¿Qué habría sucedido con ella? Se preguntó, cerrando los ojos. ¿Por qué le importaba? No volvería a ese mundo.

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