— Takato-San, ¿podrías ayudarme con unas líneas?
Takato lo miró de reojo, apenas ocultando su expresión de molestia. Chunta notó esto, pero decidió ignorarlo y hacer lo que le daba la gana, tomando asiento a su lado.
Llevaba semanas tratando a Takato de forma dulce, y aunque Takato ya había bajado un poco su guardia, aún continuaba guardando distancia de Chunta.
Chunta le entregó un set de diálogo, y le explicó tanto la escena como los personajes. Aparentemente el escenario era una pista de baile, con ambos personajes danzando al tiempo que intentaban ganar una pelea silenciosa contra el otro. Ya que Takato no podía bailar, Chunta le pidió sólo empezar con sus líneas.
Takato suspiró, tomando el papel de mala gana y empezando a hablar. Chunta notó que, aunque lo considerara una molestia, lo tomaba en serio. Esto lo hizo querer esforzarse en su papel, aún si en realidad no le importaba y sólo lo había usado como excusa para distraer a Takato.
Conforme avanzaban el rostro y el cuerpo de Takato empezaron a relajarse, sus líneas saliendo de forma más orgánica. La mirada en sus ojos era tan bella, tan determinada. Ese era el Takato que quería ver, el Takato que había movido algo dentro de él y lo había convertido en un desastre. ¿Por qué arriesgar todo por una persona a la que vagamente conoces? Se había preguntado todos esos días, aún sin llegar a una respuesta. O tal vez lo sabía, pero le aterraba decirlo en voz alta.
— Hey.
La voz del contrario lo despertó de sus pensamientos. Ahí estaba Takato, viéndolo con aquella mirada triste y cansada. ¿Por qué dolía verlo así?
— Tus líneas.
Miró a Takato, luego al papel en sus manos, luego de vuelta a Takato, por fin entendiendo lo que le decía.
Comenzó a hablar bajo la mirada penetrante de Takato, tratando de procesar la mejor forma de entregar las líneas, el tiempo en que su personaje lo diría, el tiempo entre cada palabra, y el tono de su voz.
Tras terminar notó como Takato suspiró, continuando sin decir nada. Conocía ese rostro, tenía cosas por decir pero se las guardaba. ¿Por qué? No era propio de él. De alguna forma esto le molestó.
Continuaron igual por el resto del diálogo, y una vez terminaron le preguntó a Takato como lo había hecho. Este sólo asintió, no diciendo nada.
— ¿En serio lo hice bien?- volvió a preguntar. El rostro de Takato se tensó, era difícil guardar el veneno que había acumulado con aquella mirada tan molesta.
-- ¿Qué pasa con esa actitud? No es suficiente con tener un buen rostro, ¿Sabes?
Soltó en un murmullo, entre aliviado por poder sacar aquel peso de su pecho, y entre temeroso. Era como caminar por la cuerda floja, excepto que entre más avanzaba más quería seguir hablando.
— Actor de tercera-continuó, ignorando la voz a la parte trasera de su cabeza que le decía que se callara-las personas como tú me molestan, con aquella actitud tan despreocupada. ¿Estás seguro de que quieres ser actor? Actor de tercera.
Al terminar por fin pudo procesar lo que acababa de decir, maldeciéndose a si mismo por no cerrar la boca. Esperó paciente a ser castigado, manteniendo los ojos cerrados. Sin embargo todo lo que escuchó fue una risa.
Ah, ahí está, pensó Chunta.
— ¿De qué te ríes?- preguntó, confundido y aliviado de que nada hubiera sucedido.
Chunta dejó de reír, dedicándole una sonrisa tan extraña y genuina, que sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Por qué lo veía así?
— Takato-San es tan lindo cuando es honesto.

ESTÁS LEYENDO
Carnal Instinct
FanfictionTakato Saijo, el hombre más deseado número 2, despierta en medio de un apartamento que no reconoce, desnudo, esposado, y con una pierna rota. El monstruo que lo retiene como su prisionero no lo dejará escapar, sometiéndolo a distintos tipos de tortu...