El bebé descansaba en sus brazos. Había salido temprano de la escuela con tal de atenderlo, aunque no comprendía por qué sólo no lo mataba como había planeado al comprarlo. En su lugar había conseguido fórmula, un biberón, pañales y cambios de ropa, ya que hacía frío y la mujer sólo lo traía con una cobija y un pañal sucio, Dios sabrá de cuantos días.
Pese a llevar 5 días con él no lo había escuchado llorar una sola vez. Su respiración también era débil, y aunque parecía estar en la edad en la que debía comenzar a gatear, no se movía un solo centímetro del lugar donde lo ponía cada mañana al salir. Sabía que uno de esos días llegaría y lo encontraría muerto. Realmente no le importaba.
-- Debería sólo matarte- susurró, sintiendo como tomaba leche débilmente, sus pequeñas manos aferrándose a la botella como si se la fuera a quitar. Aún estando enfermo y débil era capaz de mantener un buen agarre. Eso significaba que no estaba tan mal como creía.
Terminó de darle leche, acostándolo en la cama. Era grande y estaba rodeada de almohadas, no había forma de que cayera (aún si no se movía).
Suspiró, recordando las palabras de Kei.
"Eres un monstruo."
¿Lo mantenía con vida porque intentaba probar que era algo más? ¿Por qué no sólo lo mataba?
Tal vez por aburrimiento, pensó.
Eso debía ser.
...
-- Te voy a dejar ir.
Fue lo que dijo el día anterior. Takato había guardado silencio, aunque era obvio que estaba molesto. Su cara de aflicción hizo aún más difícil todo lo que siguió.
Solía ver en las películas de romance que era mejor dejar ir a la persona que querías cuando la lastimas, y él había lastimado a Takato de formas inimaginables. No merecía ser feliz. Pese a lo que Takato había dicho (y lo feliz que lo hizo sentir), era un monstruo. No había mejor forma de ponerlo.
Incluso ahora, sólo en su apartamento, seguía fantaseando con volver por Takato y abusar de él. Sacar las uñas de sus pies y manos, sus dientes, sus ojos. Creyó que dejarlo ir reduciría los pensamientos, pero sólo los volvió mas fuertes.
Hazlo
Era lo que la voz en la parte trasera de su cabeza le ordenaba. Podía decir que no la escucharía, pero era ensordecedora, cegaba todos sus sentidos.
No, debo recordar porqué lo hice
Pensó. La razón por la que se había contenido todo ese tiempo de causar daño permanente a Takato era que nunca pretendió mantenerlo por siempre. Sabía que Takato tenía la fuerza para volver al mundo del espectáculo tras todo lo que le haría, pero no podría hacerlo si le faltaban dientes o un ojo. La pierna no había sido a propósito, nunca quiso quebrarla y cada que lo veía quejarse de dolor o cojear sólo hacía su corazón doler, aún si en ese momento no comprendía por qué.
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Carnal Instinct
FanfictionTakato Saijo, el hombre más deseado número 2, despierta en medio de un apartamento que no reconoce, desnudo, esposado, y con una pierna rota. El monstruo que lo retiene como su prisionero no lo dejará escapar, sometiéndolo a distintos tipos de tortu...