Atentamente. Con cariño.

Carta XLI

Querida Jess:

¡Qué linda sorpresa! Me puso muy contento saber que no voy a dejar de verte cuando me vaya a estudiar. La verdad, ahora que te descubrí, que te conocí mejor y que todo lo que sentía por vos en un principio llegó a crecer y volverse más real, no me agrada ni un poco la idea de perderte. Antes me gustabas por ser un ideal, ahora que sos real no creo que decir que me gustás alcance a describir lo que siento. Con decirte que empiezo a esperar tu carta desde el momento en que dejo la mía en el armario es suficiente para que te lo imagines.

Estoy muy feliz por vos. Vas a ser mi futura psicóloga. Supongo que para mí la consulta será gratis. ¿No? Voy a necesitar que me cures el trauma que está generando tu serie. Es terrible, pero no puedo dejar de verla. Empiezo a entender por qué sos tan fanática.

Respecto a lo de "Carlos" (no estoy celoso), no sé por qué te sorprendió, te avisé que iba a hacerlo. Es cierto que no era necesario mostrarle la carta, pero no podía dejar ninguna duda que lo hiciera volver. Mejor prevenir que arriesgarme a que te guste.

Ya que hablamos de gustos, a mí también me agradan los efectos de tu don, pero la idea de descubrir lo que pueda pasar más adelante es mucho más atractiva. Esto de esperar me pone nervioso y mi imaginación vuela. Ya tengo unas diez versiones diferentes del encuentro, tanto buenas como malas. Y mientras yo espero, vos estás trabajando.

Llego a mis oídos la noticia de que querías tener un mechón de pelo mío. Cortármelo a mitad del parque sin que se note no fue fácil, pero no podía dejar de complacerte. Con eso ya podés descartar bastante, así que supongo que estarás satisfecha de tu ingenio detectivesco. Por mi parte no me preocupo, sé que si quisieras encontrarme ya lo habrías hecho. Al menos las pistas que te di fueron muy evidentes. Buena suerte esta vez.

Atte. J.

P.D.: Casi se me olvida. Felicidades para tu papá. No quiero decir "te lo dije" pero... te lo dije. ¿Cómo le fue en la pesca?