Atentamente. Con cariño.

Carta XLV

Querida Jess:

No sé si tomar como un halago o como una burla el que me compares con Nemo. Siempre creí que era más parecido a Doris. En cualquier caso, no creo deber mi romanticismo a ninguno de los dos. Ese mérito es todo tuyo. No prometo nada, pero intentaré sacar mi Neruda interior más a menudo.

No te lo había dicho antes, pero en un principio pensé lo de conseguir tu número. Luego se me cruzó la idea de que parecería demasiado acosador de mi parte y no tenía intención de ahuyentarte. Lo de las cartas se me ocurrió al recordar el juego del admirador secreto que me tocó hacer en la primaria. Estuve toda una semana pensando qué escribir, y la verdad ya lo olvidé. Si lo leo ahora seguro me parecerá muy gracioso.

Jess, no te presiones con el encuentro, puedo seguir esperando. Vos me esperaste sin problemas así que yo también lo haré. Admito que también pensé qué pasaría al terminar las clases, y me asustó un poco no poder continuar con las cartas llegado el momento. Espero que no tengamos ese problema. Mientras tanto hay que hacer algo con la timidez que me robaste, con un miedoso ya tenemos suficiente.

Hablé con mi amigo por el tema del equipo. Me costó un poco que se desprendiera de su bebé pero al final lo convencí. Lo único que pide a cambio es que lo dejen ir a la fiesta para asegurarse de que no lo tocaran demasiado. Supuse que no habría problema así que lo invité, espero que no se moleste nadie. Dijo que iba a pasar un día para hablarlo con vos y explicar cómo funciona el aparato. Como si fuera tan difícil conectar un par de cables.

No quiero aprovecharme de la situación, pero, te salve la vida. Ahora me debés una, no sé cómo me la voy a cobrar pero ya pensaré en algo. Tal vez haga que me invites a comer unas pizzas caseras, ya que tanto te gustan. Lo voy a considerar muy seriamente.

Atte. J.

P.D.: Por cierto, no me lo preguntaste pero mi color favorito es el verde. Tal vez ayude en eso de conocernos un poco más.