𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 40

301 30 13
                                    

HELENA

No podía quedarme en casa mientras Javi se iba a ver a esa... A esa otra. Había visto desde la ventana como se subía de nuevo al coche y volvía por dónde habíamos venido. El corazón se me había caído al suelo, no podría creer que fuese a ceder a su chantaje, todo por una jodida dirección que ni siquiera sabía si era correcta, si le llevaría a algún sitio.

Cuando había empezado a pensar que lo nuestro podría ir en serio sale con esto... Había reconocido en voz alta que era su novia, por el amor de Dios, esto tiene que significar algo.

Me estaba volviendo loca, no conseguía entender su comportamiento, por qué había hecho esto, me había prometido no volver a hacerlo, y yo le creí, confié en él, y a la primera oportunidad ha salido corriendo.

HELENA: Amiga, te necesito.

Siempre que tenía un problema recurría a ella, y algún día se cansaría de mí y puede que incluso me mande a la mierda, pero necesitaba salir de casa o me terminaría volviendo loca.

MÍA: Vente a casa, te voy preparando algo de beber.

Bien, justo lo que necesitaba, beberme los problemas y olvidar que Javi podría estar tirándose a otra en estos momentos.

Llamé a un taxi y me dirigí a su casa. No puedo ocultar que durante el trayecto me fijaba en todos los coches aparcados en las diferentes calles por las que pasamos, no sabía dónde estaba Javi, y quizá era mejor no saberlo, pero buscaba su coche por las calles, su rostro entre las personas. Me sentía idiota porque a pesar de todo esto, no me veía capaz de alejarme de él.

Llegué a casa de Mía y no tuve tiempo de llamar cuando ella abrió la puerta, y extrañamente me miró de arriba abajo, analizándome.

- ¿Qué? -. Pregunté, sin entender por qué me miraba así.

- Nada, vamos, pasa -. Saludé a Harry, que estaba viendo un programa en la televisión, y después nos dirigimos a la cocina.

Había un par de vasos encima de la mesa, ella se sirvió un poco de agua con gas, y a mí me había preparado un vaso con whisky. Bien, necesitaba algo fuerte para calmar mi ansiedad.

- Harry ha traído unas nuevas cervezas, son sin alcohol, ya sabes, para mí, pero dicen que están deliciosas -. Retiró el vaso que había en la mesa y me colocó una de las cervezas de las que hablaba frente a mí.

Está bien, si insistía, me tomaría esa cerveza, pero necesitaba alcohol, no importaba que quisiese retrasarlo por mi bien, acabaría bebiendo esa noche, de un modo u otro.

- ¿Cómo estás? ¿Cómo llevas el embarazo? -. Había estado tan pendiente de Javi y de mí que no me había preocupado suficiente por ella y su bebé. No había sido muy buena amiga, pero podía excusarme en que mi vida, desde que llegué a Miami, había sido un torbellino constante, llena de cambios inesperados.

- Bien, estamos perfectamente. El bebé sigue creciendo, y yo cada día que pasa me siento más pesada, pero estoy feliz -. Y su cara lo mostraba, tenía una sonrisa constante que iluminaba su rostro, se la veía mejor que nunca – Ahora tú, cuéntame, ¿Qué ha hecho Javi esta vez? -. Reí ante aquella afirmación. A ella le caía bien Javi, de veras, pero era imposible ocultar que tenía tendencia a meter la pata.

Hablé de todo lo que había pasado últimamente, de que pensaba que estábamos bien hasta hoy. Le hablé sobre la prostituta que nos habíamos encontrado de camino al restaurante y de cómo él, tras dejarme en casa, se había ido con ella, sabiendo cuál era el requisito para que le diese la información.

Al principio, Mía parecía sorprendida, pero conforme iba descubriendo nuevos detalles, su expresión cambió, estaba serena, tranquila, todo lo contrario a mí.

Crossed Paths - [Javier Peña]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora