𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 47 𝖊𝖕í𝖑𝖔𝖌𝖔

454 35 21
                                    

HELENA 

Javi me levantó en volandas y cruzó la puerta de nuestra nueva casa conmigo en brazos. Habíamos tardado varios meses en ponerla a punto, el bebé nos había retrasado bastante, pero por fin teníamos nuestro hogar.

- Eres la novia más guapa que he visto nunca -. Sonreí ante aquellas palabras, besando su cuello.

- No has visto a muchas novias, no tienes con quién compararme -.

- No lo necesito, no hay nadie a quién el blanco le quede mejor que a ti -. Me sonrojé. A pesar de todo el tiempo que llevábamos juntos, a pesar de todo lo que habíamos pasado, seguía comportándome como una adolescente enamorada cada vez que me decía estas cosas. – Aunque espero que no le hayas cogido cariño, porque pienso arrancártelo ahora mismo -. Una media sonrisa pícara, juguetona se mostró en su rostro.

Era nuestra noche de bodas, habíamos pasado un día increíble con toda nuestra familia, con nuestros amigos, con nuestro hijo... Hicimos una pequeña ceremonia en la playa, con la puesta de sol acompañándonos de fondo, y el sonido de las olas como banda sonora. Había sido perfecto, tal y cómo siempre había soñado, pero ahora solamente quería pasar tiempo con él, solo nosotros dos, y nada ni nadie más.

Decidimos llamar a nuestro hijo Francisco, por mi padre, o Frankie, como a Javi le gustaba llamarle. Tenía apenas seis meses, pero en ese poco tiempo nos había enseñado a disfrutar de la felicidad por la que tanto habíamos luchado. Desde que él nació, mi corazón se dividió en dos, mis dos pilares, mis dos razones para intentar ser la mejor versión de mí misma cada día.

Javi me subió hasta la habitación del mismo modo en el que habíamos cruzado el umbral de la puerta, en volandas, sin dejarme tocar el suelo. Estaba llena de pétalos de rosa esparcidos por la cama y por el suelo, iluminada solamente con la luz de unas pocas velas.

- No sabía que eras todo un romántico, agente Peña -. Reí, contemplando maravillada la habitación.

- Soy una caja de sorpresas, señora Peña -. Me guiñó un ojo al llamarme así.

Ahora era mi marido, pero me sonaba extraño que me llamase así, aunque no me disgustaba. Supongo que me acabaré acostumbrando, con el tiempo.

Estaba viviendo un sueño. Me había casado con el hombre perfecto, y habíamos creado un hogar, una familia, nuestro refugio... Mi vida había estado llena de altibajos, de momentos horribles, pero también de cosas buenas. Y todo esto me había llevado a donde estoy ahora.

Ojalá mi padre estuviese aquí para verme feliz, para haber compartido con él todos estos momentos, pero esté donde esté, estoy segura de que estaría orgulloso de mí.

- Un dólar por tus pensamientos -. Me había metido en una burbuja mientras contemplaba los pétalos que adornaban la habitación, y me había olvidado de que Javi estaba allí conmigo.

- Nada... Es solo... Que a veces me cuesta creer todo lo que ha pasado durante este tiempo -. Desde que llegué a Miami, mi vida había sido un completo caos, y me había aferrado a Javi como mi constante, mi ancla a una realidad que a veces parecía distorsionarse.

- Ha sido un largo camino, pero todo lo que ha pasado te ha traído hasta aquí, hasta mí, y no cambiaría nada -.

- ¿Nada? ¿Estás seguro? -. Fingí una mueca de desaprobación mientras él parecía repasar mentalmente los últimos meses.

- Tal vez un par de cosas, pero nada que no hayamos podido solucionar -. Habíamos salido sanos y salvos por los pelos, aunque él solía decir que siempre lo había tenido todo bajo control.

Me tumbé en la cama y me deleité con la imagen de Javi con su impecable esmoquin negro, si ya de por sí era increíblemente atractivo, esta vez parecía irreal, y era mío. Había pasado media vida enamorada de él, sufriendo por un amor no correspondido, y la vida al fin había decidido compensarme por todo el sufrimiento.

Mejor tarde que nunca.

Se quitó cuidadosamente la chaqueta y la camisa, y se tumbó encima de mí. Yo apenas me podía mover con el vestido, lo que él encontraba bastante divertido. Me besó, juguetón, y se tumbó a mi lado, apoyando la cabeza en su mano, mirándome fijamente, sonriendo hasta el punto en el que las pequeñas arrugas que aparecían en sus ojos quedaban claramente marcadas.

- ¿Recuerdas aquella noche de Halloween? ¿Unos días antes de marcharme de Texas? -. Claro que recordaba aquella noche, fue la primera vez que alguien me rechazó, ese recuerdo se quedó grabado a fuego en mi memoria.

- Claro... La primera vez que me rechazaste... Y no la última -.

- El caso es que aquella noche... -.

- También querías besarme -. Le interrumpí. Él asintió ligeramente avergonzado – Lo sé, siempre lo he sabido -. Me miró extrañado, preguntándose por qué siempre lo había sabido y nunca antes lo había comentado – La forma en la que me mirabas, directamente a los labios, los movimientos un poco torpes, los nervios a la hora de hablar... Era imposible no darse cuenta -. Me encogí de hombros, haciéndole entender que era bastante obvio para mí.

- Cuando me marché de allí me arrepentí de no haberlo hecho durante mucho tiempo. Y cuando apareciste por Miami algo dentro de mí se removió. Siempre he sabido que serías mi mejor amiga, sin importar el tiempo que llevásemos sin vernos, sin importar la distancia... Pero aquel día en la oficina, cuando me giré, y te vi allí, sentada en tu escritorio, fue distinto... No puedo explicar lo que sentí, porque ni yo mismo puedo entenderlo aún, pero sentí que nuestra unión sería diferente, más fuerte, más intensa... -.

- Por suerte fue así, porque yo nunca admití que vine a Miami por ti... Había utilizado la excusa de que quería cambiar de aires, una nueva vida, empezar de cero, volver a ver a Mía... Pero fuiste tú, desde el principio tú fuiste la única razón por la que vine aquí, tú siempre has sido la razón de todo, mi razón para seguir adelante, y lo seguirás siendo, hoy y para siempre... -.

Nunca nos habíamos sincerado tanto sobre nuestros sentimientos, pero nuestra relación había evolucionado a pasos agigantados. Él intentaba controlar sus cambios de humor, y yo intentaba ser lo más comprensiva posible, y dejarle su espacio, y hasta ahora nos había ido bastante bien.

- Pero ahora, dejémonos de cursilerías, ven aquí -. Me atrajo hacia él hasta que me acercó lo suficiente para invadir mi boca. – Es nuestra noche de bodas, y lo que menos me apetece ahora mismo es hablar -. Me colocó a horcajadas sobre él, sujetándome de la nuca para que nuestros labios no se separasen.

Esa noche hicimos el amor, charlamos, reímos y disfrutamos el uno del otro hasta que salió el sol. Vimos el amanecer desnudos en la cama, me acurruqué en sus brazos, y mientras los primeros rayos de sol me golpeaban en la cara, me quedé dormida, escuchando el calmado sonido de su respiración, el rítmico latido de su corazón. Él era la paz que siempre había anhelado, la calma después de la tormenta, mi único lugar seguro... mi hogar.

No sé qué nos deparará la vida a partir de ahora, ambos seguiríamos en la oficina de la DEA trabajando para acabar con el tráfico de droga en la ciudad, para hacer de aquel lugar un sitio más seguro. Tras la caída de Ethan, el narcotráfico parecía haberse calmado, había menos movimiento, menos violencia, pero esto no durará para siempre. Cada vez que un pez gordo cae, alguien nuevo aparece de entre las sombras para hacerse con el control, y esta vez no sería diferente, pero hasta que eso pasase, iba a disfrutar de cada momento de felicidad junto a Javi.

La vida es demasiado corta como para preocuparme de lo que pasará en el futuro, ahora mi única preocupación es vivir el presente, aprovechar el momento, y disfrutar de la felicidad que recorría cada poro de mi cuerpo, una felicidad que tiene, y siempre había tenido nombre propio... Javier Peña.


Mil gracias a todo el mundo que haya llegado al final de esta historia.

Me ha encantado escribir sobre Javi, es uno de mis personajes favoritos de nuestro querido Pedrito, y he intentado cuidar la historia lo máximo posible.
Espero que hayáis disfrutado, y que os haya hecho sentir...

Quiero seguir escribiendo, dejar volar mi imaginación a modo de desconexión de todo lo demás. ¿Tal vez un enemies to lovers con Peña de nuevo? ¿O tal vez algo distinto, como Joel o Mando? Tengo serias dudas, varias ideas, pero nada que merezca la pena escribir... Así que estoy abierta a sugerencias!

Y de nuevo, mil gracias por seguir día a día al pie del cañón, sois la mayor motivación para seguir poniendo en palabras lo que mi cabeza imagina...

Nos leemos!
❤️

Crossed Paths - [Javier Peña]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora