𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 16

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JAVIER

El calor corría por mis venas como una ráfaga de viento en una tarde de verano. ¿Qué había hecho? No, no podía dejarme llevar así, no con ella... Helena se merece alguien mejor que yo. Pero no pude evitarlo, las ganas de tocarla me estaban matando, sus labios eran como un oasis en medio del desierto.

Salí corriendo de allí como un cobarde, no di ninguna explicación, ni fui capaz de mirarla a la cara, me limité a mirar al frente mientras intentaba controlar mi respiración. No podía dejar de sentir sus labios sobre los míos, reviviendo una y otra vez lo que acababa de pasar. Me estaba comportando como un auténtico imbécil, pero a la larga sería lo mejor para ella. Yo no era una persona de relaciones, no me había enamorado nunca, y dudaba seriamente que eso llegase a pasar en algún momento, mientras ella era todo lo puesto, era una persona cariñosa, romántica, enamorada de la idea del amor.

Si, era lo correcto ¿No? Detenerlo ahora antes de que fuese a más. Pero lo que no conseguía llegar a entender era la necesidad de ella que había creado, pero tenía que hacer algo al respecto, no podía seguir así, pues no sabía si podría controlarme, si sabría volver a parar otra vez.

Llegué a casa sin haber sido consciente del camino, absorto en mis pensamientos. Era tarde, y lo mejor sería irme a dormir, o al menos a intentarlo, ya que el domingo sería un día en el que tendría que dar explicaciones a más de una persona. Me encendí un cigarro y me senté en el borde de la cama, llevándome la mano libre a los ojos. Helena no salía de mi cabeza, y estaba luchando con todo mi ser para no arrepentirme de lo que había hecho, pero a cada minuto que pasaba, resultaba más y más difícil. ¿Cómo se sentiría tenerla entre mis sábanas? No. No podía permitirme pensar eso, era lo mejor para ella.

Joder, tenía que mantener la mente ocupada en otra cosa, o no conseguiría pegar ojo. Y lo intenté, realmente lo intenté, pero esa noche ella parecía querer ocupar todos mis pensamientos. No sé cuánto tiempo pasó hasta que empecé a quedarme dormido, pero estaba seguro que no había sido poco.

Justo entonces el teléfono sonó. Me desperté sobresaltado, si alguien llamaba de madrugada, nunca eran buenas noticias. Me volví a sentar en el borde de la cama y aclaré mi voz mientras cogía el teléfono.

- ¿Si? -. Mi voz sonaba ronca, pero era más de lo que pude hacer dado que me acababan de despertar.

- Javi, hay problemas -. Steve sonaba muy serio, lo que hizo que un escalofrío recorriese mi médula espinal

- ¿Qué hora es? -.

- Las tres de la mañana Javi. Pero eso no importa -. Parecía reñirme ante aquella pregunta – Han venido a la fiesta Javi, uno de los agente de la tercera... Lo han matado -. La sangre se congeló en mis venas, el mundo se detuvo de nuevo, y los recuerdos de todas las muertes que tuve que presenciar en Colombia pasaron ante mí como escenas de una película.

La presión en el pecho se hizo presente. Conocía ese sentimiento, pensaba que había quedado atrás, que Miami sería una buena opción para no tener que volver a pasar por eso, pero me equivocaba.

- Helena -. No era una pregunta como tal, pero estaba implícita. Me había marchado de la fiesta sin preocuparme cómo volvería, o con quién.

- Ella no estaba aquí cuando ocurrió... Se marchó poco después de ti -. Inmediatamente me levanté de la cama para asomarme a la ventana. Desde mi piso se podía ver el suyo, lo que ahora me parecía la mejor idea que había tenido en mucho tiempo.

Respiré tranquilo cuando vi luz en su piso, y a ella caminar por el salón bailoteando. Todavía debería de seguir borracha, pero estaba bien, segura, y a salvo en casa. Bien, una preocupación menos para mí.

Crossed Paths - [Javier Peña]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora