𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 41

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JAVIER

Por fin había logrado admitir mis sentimientos, y había sido mucho más fácil de lo que yo pensaba. Saber que Helena se sentía igual lo había hecho más sencillo. No podía aguantar más, me consumía por dentro, pero ahora que ella lo sabía me sentía más ligero, era como haberme quitado un gran peso de encima, como si la carga que había llevado durante éstos últimos meses se hubiese evaporado.

Las semanas se habían convertido en meses, y nuestra relación se fue consolidando poco a poco, hasta traernos aquí, a este punto, en el que había sido capaz de escuchar a mi corazón, y aceptar la realidad de lo que llevaba sintiendo todo este tiempo. No sabía decir en qué momento mis sentimientos hacia ella habían cambiado, tal vez fue al verla de nuevo después de tantos años, o tal vez es algo que siempre estuvo ahí escondido.

En cambio Helena parecía feliz al principio, pero su cambio repentino me asustó. Sus músculos estaban tensos y su cabeza dirigía su mirada a la arena. El sonido de las olas nos acompañaba, y el ritmo de mis caricias en sus brazos la haría saber que estaba ahí para ella, pasase lo que pasase.

- Javi... -. Suspiraba pesadamente, las palabras parecían no querer abandonar su boca.

Su cuerpo se estremecía de forma ligera, pero gracias a nuestra cercanía, pude notarlo. ¿Tenía... miedo?

- Helena... Me estás preocupando ¿Qué ocurre? -. Puse una mano debajo de su barbilla, levantándola ligeramente, obligándola a mirarme.

Tenía los ojos llorosos, y un par de lágrimas se deslizaban por su mejilla. Las limpié con el pulgar.

- Helena, háblame -. Supliqué.

Tomó una gran bocanada de aire y se separó de mí, dio unos pasos hacia atrás, y me dio la espalda. Veía como sus hombros subían y bajaban debido a su respiración acelerada. Quería acercarme, pero necesitaba espacio para poder contarme lo que pasaba, lo último que quería era agobiarla con mi insistencia. Se estaba preparando, estaba buscando las fuerzas para hacerlo, y yo esperaba pacientemente.

Entonces un simple gesto me mostró lo que yo quería saber. Llevo ambas manos a su tripa, y acarició la zona lentamente mientras clavaba su mirada en ese mismo lugar.

- No puede ser... -. Se me congeló todo por dentro, la sangre se me había parado y me faltaba el aire, no... no era posible, no puede ser.

- Lo es -. Respondió. Yo debí correr hacia ella, celebrarlo, porque era una buena noticia ¿No? Pero no lo hice, me quedé petrificado, sin saber qué hacer.

- Pero... Siempre hemos usado protección -. Por fin pude unir las palabras que se agolpaban en mi cabeza, buscando una explicación de por qué había pasado esto.

- Pues parece que no ha sido del todo efectiva -. Dijo lo que era obvio.

Sonaba molesta, seguramente habría esperado otro tipo de reacción por su parte, la gente solía alegrarse cuando algo así sucedía. Pero yo no era como los demás, yo no había tenido una pareja como tal hasta que Helena volvió a cruzarse en mi camino, y de repente un día estaba tan adentro de mí que mis latidos sonaban a ella. Pero ¿hijos? Nunca había pensado en tener hijos, era algo tan remoto que la mera idea de ser padre nunca se había cruzado por mi cabeza.

Pero ahora era real, tan real como lo era el mar que se mecía delante de nosotros. En ese momento, no sé por qué, pensé en mis padres, en su madre... Ellos siempre habían pensado que Helena y yo estábamos hechos el uno para el otro, y se alegrarían tanto de todo lo que nos estaba pasando que querrían celebrarlo por todo lo alto. Pero la pregunta era... ¿Me alegraba yo?

Crossed Paths - [Javier Peña]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora