𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 28

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JAVIER

¿Podría ser una de las cosas más difíciles que había hecho? Podría ser... Odiaba expresar mis sentimientos, era algo que no necesitaba hacer, exponerme así ante los demás me hacía ver débil, pero esta vez era la única manera, no había otra forma de evitar que Helena cayese en los brazos de Steve, o de cualquier otro capullo que no sería suficiente para ella.

- ¿Nos vamos a casa? -. Sugerí. No quería pasar más tiempo en aquella calle, ahora que había abierto el camino a mis sentimientos, no iba a perder el tiempo allí.

Ella asintió y siguió mis pasos hasta el coche. Me porté como un caballero, algo que desde luego no era, y abrí la puerta del copiloto para que ella entrase, haciendo que su cuerpo pasase muy cerca del mío, sintiendo su calor, respirando su aroma.

Subí al coche y conduje en silencio, dejando que las palabras que no nos habíamos dicho flotasen en el aire. Por primera vez en mucho tiempo me sentía bien, la ira y la rabia que habían convivido conmigo durante tanto tiempo se habían calmado, habían sido sustituidas por tranquilidad y calma.

- Javi... -. Helena rompió el silencio - ¿Puedo hacerte una pregunta? -. Yo asentí, posando una mano en su pierna desnuda, estremeciéndome al sentir su piel.

El vestido se había levantado al sentarse, y dejaba a la vista gran parte de sus muslos. El contacto de mi mano con su pierna lanzó una ráfaga a mi entrepierna, obligándome a controlarme para prestar atención a lo que ella tenía que decir.

- Esto... -. Nos señaló a ambos.

Estaba claro a qué se refería. Ella nunca había sido de relaciones esporádicas ni sexo de una noche, era una romántica que aún creía en el príncipe azul. Yo no tenía nada de príncipe azul, pero tampoco quería algo de una sola noche. ¿Una relación? Tal vez era demasiado pronto para ello, pero era la primera vez que no me negaba en rotundo ante esa visión.

- No lo sé... -. Me encogí de hombros – Sólo sé que me gustas, y que la idea de imaginar que otro hombre que no sea yo te toque... -. Apreté las manos en el volante de sólo pensarlo -.

- No te preocupes -. Dijo comprensiva – Sé que para ti es difícil... -. Esta vez fue ella quien colocó una mano en mi pierna, haciéndome relajar el agarre – Poco a poco... ¿Sí? -.

Siempre había sido demasiado comprensiva conmigo, demasiado buena. Si hay algo que tenía muy claro era que no la merecía, ella se merecía a alguien mejor, pero yo daría mi vida por ella, sin ningún atisbo de duda y eso... eso no cualquiera podría hacerlo.

No apartó la mano de mi regazo, y yo bajé la mía, entrelazando mis dedos con los suyos. No rompimos el agarre en todo el trayecto, necesitaba su contacto, mi cuerpo lo necesitaba como el café en la mañana, como el mar necesita a la luna.

- Creo que es hora de hora de dormir -. Gruñó de forma coqueta cuando apagué el motor del coche – Es tarde -. Miró la hora en el teléfono, fingiendo un bostezo – Y mañana hay que madrugar para ir a trabajar... -.

Se bajó lentamente del coche, esperando mi reacción, la cual no tardó en llegar. Me bajé rápidamente, llegando a su posición momentos antes de que cerrase la puerta de éste tras ella. La acorrale apoyando ambos brazos en el coche, alrededor de su cabeza.

- Yo puedo ofrecerte un plan mejor... -. Mi voz había bajado varios tonos, sonaba ronca, dura...

- ¿Es una propuesta indecente agente Peña? -. Negaba con la cabeza al mismo tiempo que rechistaba – No esperaba esto de un agente tan reputado como tú -. La miré con media sonrisa, con la lujuria implantada en los ojos.

Crossed Paths - [Javier Peña]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora