❀ DAHLIA ❀
Me desperté por culpa de los rayos de sol que se filtraban entre las maderas que tapaban la ventana. Seguía en la misma habitación, vacía y sin personalidad. Aun no procesaba la idea de estar en un mundo distinto al mío. No me habían recibido muy mal, y la mayoría de los rebeldes eran amables conmigo, pero me preguntaba qué estaría sucediendo en el otro lado. Liah debía estar muy preocupada al no encontrarme por ningún lado de la casa.
—¿Cómo podía haberla dejado sola? Mi prioridad siempre fue protegerla y ahora ni si quiera estaba en su mismo mundo. —Una punzada me atravesó el pecho.
Quizá creer en el cambio fue un error. Quizá venir aquí fuera el error.
Busqué mi móvil por unos segundos entre las sábanas de la cama, fue entonces cuando me di cuenta de que no lo llevaba conmigo, tan solo tenía el grimorio.
Aún parecía temprano, pero no quería que me vieran como una vaga en mi primer día aquí. Antes de dormir una de las chicas, la de pelo corto, me había dejado algo de ropa sobre la cómoda, mientras que se lavaba la mía. Me vestí rápido para salir de la habitación, peinándome el pelo con los dedos.
—¡Hola! —Me sorprendí al ver a alguien justo detrás de la puerta.
—¡Buenos días! Ayer se me olvidó darte esto. —La chica me pasó una pequeña bolsa con productos higiénicos—. Ahí tienes cepillo de dientes y todo lo que puedas necesitar, los baños están allí al fondo. —Señaló.
—Gracias, eras Kassia, ¿verdad?
—Si, por cierto. Kendrick ya está en su despacho, por si quieres pasar a verle. Nosotros estaremos desayunando a bajo, puedes venir cuando acabes si te apetece. —Terminó con una sonrisa amable.
—Claro, porque no. —Le doy una sonrisa algo falsa antes de marcharme.
✶✶✶
—Pero la verdad está muy alejada de eso, no somos desertores, antisistema ni nada de lo que escuches, simplemente buscamos una vida más justa, una vida donde la libertad sea una obligación, no un lujo ¿Entiendes? —Dijo Kendrick, que parecía realmente sentir lo que me contaba.
—Sí, sí, lo entiendo. —Mi respuesta salió automática, cuanto más sumisa y complaciente fuera más posibilidades tenía de agradarles—. La libertad es importante. —Mi respuesta hizo que levantara una ceja, divertido.
Se acercó a una pizarra que estaba en un lado de la habitación, cogiendo una tiza para empezar a hacer un dibujo.
—Las artes no son mi punto fuerte, pero de esta manera lo entenderás mejor. Tienes que saber que la ciudad está dividida principalmente en dos partes. —Dibujó un círculo, y dentro de este otro más pequeño—. Estos círculos son las murallas, y ahora mismo nos encontramos aquí. —Señaló en un punto dentro del círculo más grande—. Dentro del círculo interior está la ciudad central, y la sede de la CM. Fuera de ese círculo se encuentran los suburbios, que también se podría considerar como parte de la ciudad, aunque parecen mundos distintos.
Me centré en su explicación, atenta, tratando de imaginar lo que iba narrando junto a sus dibujos.
—La CM es como el gobierno de aquí, son "los que mandan" —Dijo con una expresión algo agria—. Las siglas significan ''Crimson Mandatum''. Formalmente se presentan como una organización política y judicial, aunque realmente es más bien una gran mafia que tras un golpe de estado, ocasionado por uno de los presidentes corruptos, consiguió hacerse con el poder y el control de la ciudad, engañándonos y usándonos como sus ratas de laboratorios.
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LAS MURALLAS QUE NOS RODEAN
Science-FictionSinopsis: La vida de Dahlia nunca ha sido fácil... Una familia desestructurada, una carrera indeseada y un futuro que la inquieta. Pero todo cambiaría en una sola noche, cuando al despertar, se da cuenta de que ya no está en casa. Una realidad par...