❀ DAHLIA ❀
—Ya estás en casa. —Dijo Oziel, con su habitual calma.
Acababa de teletransportarnos de vuelta a la sede, nos encontrábamos en una parte un poco alejada de la fábrica para que no nos viesen los demás. Traté de recomponerme del viaje, la cabeza me daba vueltas y sentía nauseas, pero el aire frío hizo que no tardase mucho en recomponerme.
—Gracias. —Dije con una leve sonrisa.
—¡Un placer! Supongo que el Capitán me enviará cada vez que quiera verla así que no te asustes a la próxima, por favor.
—Está bien, intentaré no hacerlo. —Hice una mueca inflando los cachetes—. Pero no te aparezcas delante de mí, o no podré evitar que me dé un infarto. —Oziel y yo reímos por el comentario, parecía realmente un buen chico.
—¡Trato hecho! —Me ofreció la mano para darme un apretón animado, a lo que sonreí de nuevo.
—Debería irme ya, no quiero que me echen en falta a la hora de cenar. —Dije mirando hacia la sede.
—Claro, ¡Hasta la próxima Dahlia! —Oziel se despidió agitando la mano sonriente, caminando de espaldas y entonces desapareció.
Creo que nunca me acostumbraré a eso. —Pensé, y sin darle más vueltas me dirigí hasta la entrada de la fábrica.
Cuando llegué ya estaban todos en el comedor sentados, hablando entre ellos y tomando algo de sopa. Me senté al lado de Fred y me acerqué un cuenco para servirme y empezar a comer. Se agradecía un plato caliente en esos momentos. El invierno cada vez azotaba con más intensidad.
—¿Qué tal el día Zanahoria? ¿Has encontrado algún conejo por el bosque? —Dijo Fred, con una sonrisa pícara.
—Desgraciadamente no, aunque seguro que les gustaría mi pelo. —Dije siguiéndole el juego—. He estado dando una vuelta sin más, ¿Y vosotros?
—Pues esta tarde fui a ver a mi querida Kassia al invernadero y cuando fui me encontré con unos tomates rebosando en agua ¡Y ahora me están acusando de que fui yo! ¿Te lo puedes creer? —Dijo Fred gesticulando mucho—. Yo que fui con toda mi buena intención a ver a mi amiga ¡Y lo único que consigo es que me echen la bronca! —Fred se pasó las manos por la cara, negando con la cabeza.
Oh vaya... —Pensé.
—Fred, no hace falta que te excuses, ya sabemos que no se te dan bien, pero ¿Para qué lo hiciste? —Dijo Mat bebiéndose el caldo, estaba sentado en frente nuestra.
—Ehhhm Mat. —Traté de explicarle la situación rascándome la cabeza, pero Fred no podía parar de hablar.
—¡QUE YO NO FUI! Para una vez que hago algo bien y... —Fred seguía negando con la cabeza, muy dramáticamente.
—En realidad, fui yo, chicos. —Di una corta risa avergonzada—. Lo siento... —Dije cortándolo—. Estaba pensando en todo lo que ha pasado estos días y no me di cuenta, lo siento Kassia. —Giré la cabeza para mirarla, pero al hacerlo me di cuenta de que no estaba en su sitio— ¿Y Kassia?
—¡¿CÓMO QUE FUISTE TÚ?! ¡Ves Mat! Si es que... —Fred continuó hablando solo, quejándose de cómo lo habían juzgado sin tener culpa.
—No está, esta tarde se fue diciendo que tenía que ir a buscar bayas para una receta que quería hacer. Me sorprendió el buen humor que tenía, pero no sé, aún no ha vuelto. —Dijo Mat, ignorando a Fred—. En cuanto a lo de los tomates, no te preocupes, seguro que consigo salvarlos.
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LAS MURALLAS QUE NOS RODEAN
Fiksi IlmiahSinopsis: La vida de Dahlia nunca ha sido fácil... Una familia desestructurada, una carrera indeseada y un futuro que la inquieta. Pero todo cambiaría en una sola noche, cuando al despertar, se da cuenta de que ya no está en casa. Una realidad par...