Capítulo 30 [✓]

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 DAHLIA 

Mantenía la mirada en el suelo, intentando evadirme de las desgracias que lograba ver en las calles, sucias e inhumanas. Personas dormían en el suelo, niños... Los puestos ambulantes llenaban cada rincón, estos eran desastrosos y los productos de venta eran escasos. Las farolas apenas alumbraban nuestro camino, la gente vestía con ropa desgastada y parecían no haberse duchado en años ¿Cómo era posible esta situación? Parecía el escenario de una película postapocalíptica.

Cuando llegué a este mundo y conocí a los chicos, pensé que vivían en una situación bastante mala, al fin y al cabo, los rebeldes se sustentaban con sus propias producciones, y lo poco que podían conseguir del CM, pero no tenía ni idea de cómo era la situación en el resto de la ciudad. Parecía que cuanto más alejado estuvieras de las murallas de la CM, peor se encontraba la economía.

—¿La CM no da suministros aquí? —Pregunté susurrando, por si mencionar a la CM fuera un tabú.

—No, solo a los más cercanos a las murallas. —Contó mirando nuestro alrededor—. No hay suficientes suministros para todos.

Giré la cabeza, mirándolo, aunque llevaba la cabeza cubierta por una capucha, por lo que no se dio cuenta. Yo llevaba un pañuelo oscuro, que cubría gran parte de mi cara. Éramos carne fresca, una diana entre la gente, por lo que debíamos mantener un perfil bajo, si la CM se llegaba a enterar de nuestro paradero...

—Pero esta pobre gente vive en la miseria. —Dije ajustándome el pañuelo hasta la nariz.

—Lo sé, pero que es mejor ¿Qué todos lo estén o solo un grupo? —Hice una mueca ante su comentario.

Se notaba que él pertenecía a la clase alta, si tuviera que vivir en estas condiciones no pensaría lo mismo.

—Todo el mundo tiene derecho a vivir con las necesidades básicas satisfechas. —Yerek me miró negando sutilmente.

—En una guerra no todos se salvan y aquí ocurre lo mismo, la mitad serán usados como sujetos de prueba para crear más mutantes o mestizos ¿De dónde crees que eran los de mi equipo?

—¿Tu también eras de aquí? —Pregunté asombrada por la nueva información.

—Seguramente, aunque no recuerdo mi pasado antes de dejar de ser humano. Esa droga te deja... Bueno, como un folio en blanco. Además. los de la CM se encargan de borrar toda tu información en la base de datos. Como si nunca antes hubieras existido. —Apretó mi mano apartando la mirada.

—Son unos monstruos, Charles no merece vivir.

Lo último lo dije para mí misma, pero sabía que Yerek lo había escuchado perfectamente. Dejé ese tema al ver lo mucho que le afectaba y me concentré en el camino, tuve que cerrarme el abrigo por el frio que se había empezado a levantar. Giré la cabeza al escuchar un llanto, mis ojos se abrieron al ver a un pequeño niño sentado en la acera, tiritando, no lo puede evitar y me acerqué con cautela hacia él. El niño al verme se encogió en su sitio con miedo, levanté las manos mostrándole que no le haría daño, aunque sus ojos no estaban en mí, sino en Yerek.

—Tranquilo no te haremos daño, somos buenos. —Por primera vez el pequeño se fijó en mi.

—No me hagáis daño, por favor...

—Él es bueno también, no pasa nada. —Me agaché a su lado dejando la mochila en el suelo para sacar una pequeña manta y se la puse por los hombros, apretándole un poco para que entrara en calor—. Ya está, ya está.

—Pero él... —Señaló sus propios ojos aun algo asustado—. Él es de la CM, mi papá también los tenía así cuando intentó volver a por mí.

Miré a Yerek con tristeza por las palabras del niño, él miraba al pequeño serio y pensativo. Lo observé sin entender cuando metió la mano en su mochila sacando un collar. Se acercó al niño con cuidado dándole un intento de sonrisa cálida.

LAS MURALLAS QUE NOS RODEANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora