❀ DAHLIA ❀
Taché otro día más del pequeño calendario hecho a mano de mi escritorio, hoy era el último día de noviembre y ya casi se podía oler la navidad. Era mi festividad favorita del año, desde pequeña siempre me había gustado mucho. Recuerdo antes de que mi madre cayera en la bebida y mi padre en el poder, solíamos celebrarlo juntos, poniendo el árbol, haciendo galletas... Pero eso no duró mucho. Las navidades cambiaron y se hicieron más oscuras, llegaron mi hermana, el alcohol y el trabajo, y entonces se convirtió en un día lamentable.
Recuerdo como una de esas navidades llegó mi abuela, cogió a mi pequeña hermana en brazos y a mí de la mano, y nos rescató. Desde ese día se ocupó de mantener nuestra felicidad e ilusión, y aunque ella también odiara en parte la nueva versión de mis padres, siempre hacía todo lo posible para incluirlos. Para que estuvieran presentes, por nosotras... El resto de mi familia nunca se inmiscuyó conmigo, pero eso no quitaba que amara pasar el día junto a los de mi casa.
A veces deseaba tanto volver junto a mi hermanita... Sentía una batalla interna cada vez que me paraba a pensarlo, era una mezcla de emociones que no conseguía resolver. Me encantaba la vida que llevaba aquí. Me sentía distinta, una nueva yo. El peso de mis padres se había ido, pero seguía cargando con el de mi hermana, y cuanto más tiempo pasaba, más me abrumaba el pensar en ella.
Y ahora también estaba Yerek... No podía negar que me gustaba su compañía, pero el "contrato" que me obligaba estar a su lado cuando él quisiera, fue algo que no esperaba. Y aunque me daba algo de miedo pensarlo, seguía atrayéndome, seguía generándome una curiosidad insaciable.
Creo que soy un poco masoquista.
Me reí por el pensamiento dejando el lápiz en el escritorio. Vi un colgante sobre este, y nada más verlo supe que era de Kassia. Esta era mi oportunidad de volver a acércame a ella.
Salí hacia su habitación, saludando a algunos de los compañeros que se encontraban en el pasillo hablando o yendo a hacer sus cosas. Antes de tocar miré la puerta de Dan, Kassia me abrió la puerta, sorprendida de encontrarme allí. Levanté el colgante a la altura de sus ojos, sonriendo.
—Vine a traerte esto, estaba en mi escritorio. —Le expliqué y ella se apartó de la puerta, dejándome pasar— ¿Cómo has estado?
—Mucho mejor, Dahli. —Me animé al escuchar cómo me llamó—. Gracias por traérmelo, pensé que se me había perdido por el bosque.
—Para eso estamos. —Ella se sentó encima de su cama cruzando las piernas y palmeó el espacio a su lado.
Di un vistazo al lugar, se encontraba igual que siempre, solo que un poco más desordenado. Me senté como ella a su lado, agarrando una patata del bol que tenía entre las manos.
—Te extrañé mucho Kas. —Le dije sincera y ella me miró con arrepentimiento asintiendo.
—Yo a vosotros también, pero necesitaba un tiempo a solas, ¿Sabes? — Asentí entendiendo.
—¿Dónde fuiste anoche? —Ambas comíamos las patatas escuchando algo de música que sonaba de fondo en la radio—. Los chicos son muy despistados, pero yo no y sé que no irías al bosque por bayas teniendo en el invernadero. —Kassia se rio.
—Tienes razón. —Se calmó antes de seguir—. Fui con Terenzio, me mandó una carta atreves de su pajarraco.
—¿Carta? ¿Pájaro? —Parpadeé sin entender— ¿Cómo?
—Con la boca. —Bromeó graciosa y yo entorné los ojos—. Me explicó que su Halcón le obedecía o algo así, y le dijo que me llevara una carta para vernos.
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LAS MURALLAS QUE NOS RODEAN
Ficção CientíficaSinopsis: La vida de Dahlia nunca ha sido fácil... Una familia desestructurada, una carrera indeseada y un futuro que la inquieta. Pero todo cambiaría en una sola noche, cuando al despertar, se da cuenta de que ya no está en casa. Una realidad par...