Epílogo [✓]

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 DAHLIA 

A pesar del tiempo, recuerdo a la perfección cada detalle de aquel glorioso día... Cuando destruimos la CM en mil pedazos, los habitantes se acercaban a nosotros llorando de alegría, vitoreando nuestros nombres, agradeciéndonos por salvarlos, aunque no solo a ellos los salvamos. nos salvamos a nosotros mismos.

Nosotros solo éramos unos jóvenes asustados, sobrecogidos por el nivel de caos que generaba la CM, por la irracionalidad de Charles y el poder su imperio.

Ese día no fui capaz de procesar lo que habíamos logrado, lo que nuestra acción había significado... De camino a casa iba agarrada de la mano de Yerek en la vieja furgoneta de Mat, con los chicos rebosando de felicidad, y yo, tan solo me limitaba a mirar a las personas celebrar. Me sentía igual que ellos, solo que el sentimiento de dolor por la despedida que se acercaba ganaba protagonismo en mi interior.

Después de la despedida con Kassia, Matvey, Terenzio, Oziel y mi abuelo, llegó la menos deseada. Odiaba la idea de separarme de su lado, él me confesaba que me amaba y yo me iba ¿En qué cabeza cabía eso? En ese momento me di cuenta de que las cosas no siempre son como uno quiere, y que a veces, por mucho que se pelee por ello, no podrán ser.

Fielmente creo hasta el día de hoy, que Yerek era mi persona correcta, mi alma gemela, aquella a la que estaba destinada. Pero ese no era nuestro momento... Y por más que me duela cada día, en el fondo de mí, sé que hice lo correcto.

Mi abuela me había estado repitiendo lo mismo, dándome la razón. Ella seguía amando a mi abuelo, a Kendrick, aun sabiendo que no podría verlo de nuevo, y él la había guardado en su corazón sin importarle lo mismo... Una vez ella me dijo que para alguien que te ama de verdad, el tiempo no es ninguna excusa ¿Pero por cuanto tiempo era eso posible?

La noche que volví jamás se borrará de mi mente, ver a mi hermana con los ojos llorosos, mirándome como si fuera un fantasma de alguien que ya dio por muerto, me dejó claro que mi decisión fue acertada.

 ✶ Recuerdo 

Me levanté desorientada de la cama dirigiéndome a la puerta para recorrer los pasillos en busca de alguien, al abrir la puerta vi a mi hermana al otro lado. Liah soltó el vaso que llevaba en la mano, provocando que el vidrio se rompiera en mil pedazos. Sus ojos estaban fijos en mí, sin creer lo que veía. Le sonreí emocionada por verla de nuevo y sin mediar palabra, la atraje hasta mis brazos, feliz de volver a sentir su calidez.

—Liah... —Susurré besando su cabeza—. No sabes lo mucho que te extrañé.

✶✶✶

Pronto me enteré de que ella junto a mi abuela nunca pararon de buscarme en todas partes, en cada esquina y en cada lugar, poniendo folletos con mi cara. Me habían dado por desaparecida, las primeras semanas la policía se involucró en el caso, había sido mi hermana la que insistía en reportar, sin embargo, la búsqueda no duró mucho, y el caso se quedó aislado. Mi padre tampoco intervino para que me buscaran, creo que casi fue un alivio para él perderme de vista.

Estaba segura de que la abuela sabía perfectamente en dónde me encontraba, y solo lo hacía para aliviar la angustia de Liah, aún era demasiado joven como para conocer sobre el Grimorio. Si le contaba lo que realmente había pasado estoy segura de que habría tratado de encontrarme, y viajar al otro mundo sola, y tan pequeña no era nada seguro.

Estaba ansiosa de volver a ver a mi abuela, al día siguiente de llegar fui a su casa, para contarle todo lo bueno y lo malo que había vivido gracias a ella, para mi sorpresa la abuela llevaba más de un mes hospitalizada. Tenía un cáncer muy avanzado, que nunca quiso tratarse, ni contarle a nadie, decidió morir en paz.

LAS MURALLAS QUE NOS RODEANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora