Te gustaban los domingos, a los dos de hecho.
Desde que se comprometieron hace un par de meses, decidieron irse a vivir juntos, claro, de vez en cuando aparecía el rubio intruseando en su casa, pero eso no les molestaba, al fin y al cabo, Bill venia en el paquete. Cada uno tenía su rutina que debía cumplir, el con la banda y tu como jefa de departamento de finanzas, pero al llegar el fin de semana, sobre todo el domingo, se olvidaban de esa rutina para disfrutar los dos.
Se levantaban tarde, pedían el desayuno, estaban un rato en la cama y se levantaban antes de que llegara el pedido, veían películas, conversaban temas que no se habían contado (cof, cof, chismes) y jugaban en su consola. En este último, eras una muy buena jugadora por el simple hecho de crecer con dos hermanos mayores que te inculcaron sus gustos y sus mañas, como lo era la consola. Tus hermanos mayores te habían adoctrinado con eso, básicamente ganabas gracias a que tus hermanos te enseñaban como hacerlo y es por eso que siempre que jugabas con tu novio, perdía.
- no puede ser - gruño al ver el puntaje obtenido, era trecientos puntos menos que tu ultimo puntaje.
- oh! Amor, lo harás bien en la próxima jugada - te burlaste haciéndole un puchero falso mientras acariciabas su mentón donde tenía su barba.
- eres mala, Margaret White - el aparto molesto tu mano. Viste como cruzaba sus brazos y se apoyaba en el sillón con su semblante serio.
- vamos cariño, juguemos una más - le pediste - prometo que te dejare ganar -
- está bien - tomo el control y te lo entrego - pero esta vez, tú vas primero - tomaste el aparato, te acomodaste frente a la pantalla y fijaste tu vista al lugar.
Pensaste que Tom se quedaría quieto como en las anteriores partidas esperando por jugar, pero estabas tan equivocada.
Tom se deslizo a tu lado en el suelo, se acomodó de manera que su pecho quedara con tu hombro, deslizó una mano por tu vientre mientras dejaba besos en el cuello.
- Tom ¿Qué haces? - preguntaste agitada, mientras que su mano decencia hasta llegar a tu calor vestido por los pequeños shorts de piyama y las bragas.
- nada, tu solo juega. Eres una buena chica para eso ¿verdad? - asentiste mientras tenías la mirada fija en la pantalla - solo... ignórame -
El hombre deslizo su mano dentro del short y las bragas, acerco uno de sus dedos a tu clítoris para empezar a mover este de manera circular, poco a poco sintió como te humedecías en sus dedos, haciéndolo sonreír con perversidad.
- amor... - susurraste cuando metió dos dedos dentro de ti, el anular y el del medio, dejando su palma chocar directamente con tu clítoris. Abriste más las piernas y terminaste apoyándote en el pecho de tu prometido.
- ¿Cómo se siente? - tus dedos no dejaban de moverse a través de la partida del juego mientras que Tom tenía dos de sus dedos dentro de ti moviéndolos a una velocidad considerable.
- bien...bien - suspiraste.
Tom dirigió su brazo libre para terminar de rodear tu cuerpo, está la llevo para subir tu camiseta hasta dejar tus pechos libres acariciando estos para dejar leves tirones en tus pezones.
- mierda - gemiste al sentirte tan cerca - Tom... - el vio como quisiste dejar el mando sobre la mesa, pero el rápidamente abofeteo uno de tus pechos soltando un fuerte gemido.
- se una buena chica y termina la partida o no dejare que te corras - asentiste frenéticamente ante sus palabras, eras tan sumisa ante él.
El hombre continuo con sus caricias en tus partes más sensibles, aumentando la velocidad de sus dedos que se encontraban enterrados en tu coño. Sentías como tu esencia corría por tus muslos, mojando tu ropa y la parte de la mano de Tom.
- que buena chica eres - susurro en tu oído - tan buena, dejando que meta mis dedos dentro de ti y disfrute de tus bonitos pechos ¿te gusta amor? - volviste asentir, tratando de no perder la cordura frente al inmenso placer - con palabras, cariño -
- si... Tom... me encanta - terminaste la partida, mostrando un "felicidades, ganaste la partida" en la pantalla. Soltaste el mando y dejaste ser tu cuerpo, disfrutaste los rápidos movimientos de tu novio.
- ganaste - beso tu mejilla - ¿Qué merece mi niña? -
- déjame correrme... - rápidamente respondiste.
Tom aumento la velocidad de sus dedos, su palma chocaba con tu clítoris mientras que su otra mano se dirigía a su cuello para apretar un poco y prívala de su oxígeno.
- abre - ella abrió la boca y el hombre escupió dentro - trágalo - ella obedeció cual sumisa y volvió abrir para mostrarle que lo había hecho - tan buena, córrete mi amor -
La chica grito por el inmenso placer que le brindaban los dedos de su prometido, a pesar de que ya había soltado su orgasmo, Tom aún seguía moviendo su mano, pero esta vez más lento.
- ¿soportas uno más? - pregunto.
La chica elevo la mirada, ella vio los hermosos ojos de su hombre, este estaba despeinado y con su hermoso rostro viéndola fijamente con esos ojos llenos de lujuria.
- sabes que si - tomo el mentón de Tom en sus dedos - pero después quiero chupártela - él sonrió.
- trato - ambos juntaron sus labios en un desordenado beso, continuando con lo suyo.