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—¿Necesitas ayuda con eso?

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—¿Necesitas ayuda con eso?.

Lo estaba mirando de reojo, no entendía que estaba haciendo aquí. Samy no me había mencionado que vendría. Desde que había tomado la decisión de venir a Monterrey sabía que en cualquier momento iba a tener que cruzarme en persona con el pero lo que no me esperaba es que fuera tan pronto. Y menos estando completamente solos.

—N-no, yo puedo sola.— digo casi tartamudeando.

Aún estaba agachada acomodando las cajas, ni siquiera me había dado el tiempo para reaccionar bien, levantarme y cubrirme la cara. Ya no había vuelta atras, el me había visto. Esperaba cualquier señal que me indicara que se había dado cuenta pero no sucedió nada, Osvaldo parecía no tener ni idea de quién era yo. Creía que cuando lo volviera a ver estaría suplicando para que no se diera cuenta de quién era, pero ahora que lo tenía frente a mi, me sentía un poco decepcionada.

Me mira con el ceño fruncido.

—Pues yo creo que no. Se te van a volver a caer.—dice señalando el montón de cajas tiradas.

Primero empiezo a tartamudear y ahora mis manos estan sudando por los nervios.

¿Que me estaba pasando?. Odiaba ésto.

—¿Estás bien?—pregunta Osvaldo.

—¿S-si, porque?.

—¿Segura? Te ves algo pálida.

Me señalo la cara.

—¿Yo?— el asiente. Seguro piensa que estoy loca —No importa seguro estoy bien.— le resto importancia.

—Bueno, aún sigo creyendo que necesitas que te ayude.— dice a la vez que extiende su mano para que la tome.

Lo miro con duda pero la termino tomando. Sin duda el tenía razón, después de todo no iba a poder llevar todo esto yo sola sin que ocurriera ningún accidente en el camino.

¿Dónde estaba Producción cuando lo necesito?.

—Esta bien, tal vez si necesite un poco de ayuda.— digo ya de pie a un lado con el. Me sentía como un minion a comparación a el. Había olvidado lo alto que era.

El sonríe victorioso mientras se agacha a recoger un par de cajas y se abren las puertas del elevador.

—¿A qué piso vas?.— me pregunta.

—A esté.— señalo hacia el pasillo que ya se había dejado ver por la puerta.

Salgo del elevador, sin esperar respuesta de su parte, pero no sin antes tomar del suelo las cajas restantes. Osvaldo salió detrás de mí, pero se había quedado parado mirando con detenimiento la parte delantera de la caja donde estaba escrita la dirección y para quien eran.

—¿Que pasa?.— pregunto nerviosa.

¿Ya me habrá descubierto?. Mi suerte ya se había terminado.

—Nada, solo me tomo por sorpresa que fueras a llevarle esto a Rivers.— dice antes de retomar nuestro camino al departamento de Samy— Yo también iba para allá.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 || 𝖤𝖫 𝖬𝖠𝖱𝖨𝖠𝖭𝖠 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora