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𝐙𝐀𝐇𝐈𝐑𝐀

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𝐙𝐀𝐇𝐈𝐑𝐀

Me encontraba en medio de una videollamada con Liam, después de que Aida se besara con Roier, ambos necesitábamos una persona con quien hablar.

— No voy a hacerlo. — niego al escuchar lo que me pide.

— ¿Porque no? — pregunta.

— No quiero hacer más problemas donde no los hay. — explico — Es mejor dejar las cosas así.

— Solo es fingir que somos novios, tampoco te estoy pidiendo que cometas un crimen. — Liam intenta convencerme una vez más.

— En el supuesto caso de que acepte — digo— ¿que gano yo con todo esto?

— Ponerlos celosos claro. — dice obvio.

Niego con la cabeza.

— No voy a participar en tus juegos de secundaria, Liam. — hago una pausa — Además, aunque me sienta terrible por haberlo lastimado de esa manera, estoy más que segura de que no quiero volver a estar con él, a menos no en ese plan. En cuanto a Aida es obvio que no nos va a creer.

 Liam hace una mueca. Trataba de entenderlo, a pesar de todo el seguía estando enamorado de Aida, por más maldita que fuera.

— ¿Zahirita? — me llama.

Pongo mi atención fija en el esperando a que continue hablando.

— ¿Que pasa exactamente entre tu y Osvaldo? — pregunta.

— Nada, no pasa absolutamente nada. — me encojo de hombros — Al menos no ahora.

No tenía ningún sentido ocultárselo a él.

Una sonrisa se forma en su rostro. Al menos mis tragedias románticas servían para algo.

— ¿Que paso?

— Deja de ser tan chismoso. — le digo, riendo.

— Eso nunca. — dice ansioso — Cuéntame ya.

Ruedo los ojos.

— Esta bien, pero te aseguro de que no es nada tan interesante como te lo imaginas. — le advierto.

— No importa tu habla.

Me giro a mi alrededor, revisando que no hubiera nadie cerca. No es como que me preocupara el saber lo que pensaría Samy, pero aun así no sabía si debía contárselo ahora. Cuando me aseguro de que no hay nadie comienzo a hablar.

Le cuento como fue la conversación que tuvimos cuando Juan revelo mi identidad frente a todos, el beso que nos dimos en la casa Madrid y obviamente lo que hablamos por última vez el día de la velada donde le prometí que cumpliría mi promesa de conocerlo sin una máscara que nos impida vernos el uno al otro. 

— ¿Y porque no han salido entonces? — me pregunta, mientras agarra un puñado de palomitas que había conseguido en algún momento mientras hablaba— Los dos se gustan, ¿que se los impiden?

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 || 𝖤𝖫 𝖬𝖠𝖱𝖨𝖠𝖭𝖠 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora