20 | Puedo enseñarte

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- La verdad es que ahora lo único que necesito es descansar Quackity, lo siento, pero agradezco la intención.

- Oh bueno, que descanse mi señor.

- Quackity -Vegetta levantó el rostro de este el cual todo el tiempo había estado agachado- gracias por el buen rato que me hiciste pasar, descansa muchacho.

El chico se quedó tan feliz como sonrojado ante aquel acto del príncipe, por lo que realmente no le molestó ni entristeció que no quisiese cenar con él, ya con aquello había alegrado por completo su noche.

- Príncipe Vegetta -dijo entre suspiros Quackity.

Mientras tanto Foolish y los demás terminaban de cenar en su habitación.

- Bueno, la verdad es que era muy buena comida.

- La verdad que si Bad, Vegetta sabe muy bien dónde conseguir buena comida -comentó Foolish.

- ¿Quieres hacer algo más Foolish?

- Rubius, crees que... ¿podría salir a caminar un poco?

- Foolish, está prohibido salir... pero, podría pedir a Cellbit su ayuda para esquivar los guardias y salir.

- Si eres tan amable.

- En seguida vuelvo.

Rubius salió de la habitación y enseguida regresó con Cellbit.

- Mi señor, me ha comentado Rubius la situación, puedo ayudarlo, pero necesita estar listo en 5 minutos.

- Por supuesto, en menos de eso estoy.

Foolish tomó su capucha y algunos bocadillos por si le daba hambre y procedió a salir junto con Cellbit, Rubius y Bad del palacio.

- Bien, ya estamos fuera ¿Ahora que Foolish?

- Bueno, lo que quiero es recorrer el pueblo, hacer algo distinto, pero sin tener que esperar al tonto de Vegetta.

- Bien, si me pide una recomendación, el puerto es muy bonito, además de la playa -dijo Cellbit. 

- Vamos para allá entonces.

Todos fueron juntos hasta el puerto dónde se podía ver el hermoso reflejo de la luna sobre el mar y las montañas que rodeaban el puerto hacía que aquello se viera un poco más mágico, Foolish se separó un poco del grupo llegando a un lugar aún más bonito pues se veían varios peces en el fondo, ya que ahí no había mucho movimiento de barcos.

- Que bonito.

- Y vaya que lo es.

Aquella voz hizo que Foolish se sobresaltara, no se había percatado de que ahí había alguien pescando, se había perdido tanto en aquel paisaje que ni siquiera lo notó.

- Tranquilo, no te asustes.

- Bueno con eso de que ni un ruido hiciste hasta que hablaste, ¿Cómo quieres que no me espante? -el desconocido rio ante aquel comentario. 

- Lo siento, soy Osvaldo, pero mis amigos me dicen Mariana.

- ¿Mariana?

- Una larga historia.

- Bien, mucho gusto, mi nombre es Foo... Noah.

- Un gusto Noah, pareces alguien rico, esas telas no las usa cualquier pueblerino.

- Bueno, algo así supongo. ¿Qué haces tan tarde pescando?

- Es la hora perfecta para pescar peces increíbles, ¿sabes pescar?

- La verdad que no... nunca lo he hecho.

- Puedo enseñarte si quieres.

- Claro, me encantaría.

Mariana comenzó a enseñarle con su estilo único como pescar a Foolish, bromeando de vez en cuando, pronto Cellbit, Bad y Rubius se dieron cuenta de su ausencia, pero al encontrarlo se percataron de que estaba con alguien, así que decidieron no molestar, pero observar de lejos por si existiera algún percance.

- Vaya, se le ve... feliz, supongo.

- Bueno Bad, la verdad es que si, no trates de ocultarlo -le respondió Rubius.

- ¿Tú que piensas Cellbit?

- Del poco tiempo que llevo conociendo al chico, puedo decir que si, esa es una sonrisa y felicidad auténticas. 

Escrito en las estrellas|FooligettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora