27 | La carta...

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- ¿Cómo dices?

- Si Noah, Alex no te ha dicho nada malo, no debes ser tan duro con él.

Foolish pudo ver cómo en el rostro de Quackity se le dibujaba una leve sonrisa estando aún con la cabeza baja.

- Saben de pronto se me quitó el hambre -Foolish se levantó de la mesa dispuesto a salir de ahí.

- Noah, vuelve a sentarte...

Este no hizo caso y simplemente comenzó a caminar hacia la salida.

- ¡Noah te estoy hablando!

Él simplemente abandonó la habitación sin siquiera mirar atrás.

- Iré por él -decidio hablar Willy para acto seguido levantarse de su asiento.

- No, iré yo -dijo Vegetta levantándose.

- Pero señor...

- No te metas Alexis -interrumpio Vegetta ante el comentario del chico- esto es entre Noah y yo.

Vegetta caminó a través de aquellos pasillos, sabía que no encontraría a Foolish en su habitación, en su lugar decidió ir a su lugar favorito del castillo, ese en el que pasaba horas de pequeño, un pequeño rincón en el jardín, justo detrás de un enorme árbol con flores moradas.

Al llegar ahí, encontró justo a quien buscaba, ese chico de ojos esmeralda que ahora parecía estar solo mirando hacia el cielo, se acercó sigiloso pues sabía que si lo escuchaba este se iría inmediatamente de ahí.

- Con que aquí estás -dijo Vegetta para sentarse rápidamente a su lado.

- ¿Vegetta? ¿Que haces aquí? Deberías regresar dentro, te debe estar esperando Alexis.

- Oh vamos Foolish, ¿te ha molestado que lo invitara a sentarse?

Narra Foolish:

- En lo absoluto.

- Que te conozco mejor que nadie, solo lo he invitado por cortesía, no hay más vuelta de hoja.

- Si tanto me conoces, ¿por qué sigues haciendo cosas que me molestan?

En ese momento no se porque dije eso, simplemente sentí la necesidad de decirlo, pero al igual que lo decía a mi mente venía la imagen de Mariana, quizás él no era así, lo conocía de nada, pero me había hecho sentir... feliz, como cuando estaba con Vegetta.

- No sé que decirte... -habló Vegetta.

- No tienes que decir nada, simplemente... quiero de regreso a mi Vegetta, el chico del que me enamoré, no a este príncipe soberbio que cree que puede darle órdenes a todo el mundo, si no te has dado cuenta Vegetta, yo no soy como todos esos esclavos que tienes, yo soy el heredero al trono del reino que si lo quisiese acabaría con el tuyo, piensa en eso.

Me levanté y sin siquiera dejar que contestara entre al palacio yendo directo hasta mi habitación.

Narra Vegetta:

¿En verdad acaba de pasar eso? Hacía años que alguien no me hablaba de esa forma...
No esperaba eso, y mucho menos de Foolish, ahora recuerdo porque es que me enamoré de él, mientras todos hacían lo imposible por agradarme y hacerme sentir superior, él me ayudaba a regresar a tierra cuando perdía el piso...

Narrador:

Al llegar a su habitación Foolish pudo ver la rosa que Vegetta le había llevado y a su lado la nota que venía con ella, no sabía si era un buen momento pero aún así la desenvolvió y comenzó a leerla...

Foolish, mi amor, mi príncipe:

Eres mi vida y mi pasión, eres mi realidad y mi fantasía, no, eres mi realidad, eres lo que tanto ama y anhela mi corazón.
Eres mi primer amor y serás siempre el último, si no te tengo, muero por ti, necesito tanto tu presencia, porque tú eres mi alma gemela.
Eres mi amor y mi esperanza, eres mi compañero, mi único compañero.
Eres lo más precioso que tengo en esta vida Foolish, es por ti que existo en este universo.
Si tuviera que elegir a alguien después de la muerte, te elegiría a ti y siempre a ti, esa amor mío, es la verdad, porque no hay otra alma tan hermosa.
Que los ojos de todo el mundo lloren, pero que nunca lo hagan los tuyos, porque en lugar de lágrimas, yo derramaria sangre, deja que todo el mundo se enfade, pero tú no te enfades amor mío, tú no te enfades, si lo hicieses explotaría de irá mi alma gemela, solo por ti.
Apiadate de este amante que solo ve tu magnificencia, pero no lo tientes con tu belleza porque es un pobre enamorado.
Sal a tu terraza y mira a tu alrededor, y contempla aquello hasta donde tus ojos puedan ver, todo eso amor mío, no es más que una porción ínfima, de la hermosura que habita en tu rostro y en tus ojos, todo el universo parece insignificante ante la belleza que hay en ti.
Este pobre enamorado, no podrá vivir sin la belleza de tus ojos.
Ten piedad por favor, no se los quites.

Te ama, Vegetta.

"Claro... me escribe poemas de amor y pasa tiempo con otros..."
Fue lo último que pensó Foolish antes de arrugar el papel y lanzarlo a una esquina de la habitación.

Escrito en las estrellas|FooligettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora