17 | Me olvidé...

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De camino hacia su habitación Vegetta sintió que alguien estaba siguiéndolo, por lo que volteó para atrás descubriendo a Alexis detrás de él.

- Hombre, ¿tú eres el chico que se desmayó por la mañana no?

- Vaya primera impresión su majestad, me disculpo por eso.

- Descuida, suelo causar ese efecto -dijo Vegetta de forma sarcástica.

- Bueno, con lo guapo que es no lo dudo su majestad.

- ¿Y a que se debe tu espionaje hacia mi persona?

- Lo lamento, solo quería saludarlo pero no sabía como hacerlo.

- Bueno, hola y... adiós.

- Espere... cree que podría charlar un poco con usted.

- Tengo bastante sueño... -se pausó esperando el nombre del chico.

- Alexis señor, mi nombre es Alexis.

- Bien, Alexis, debes descansar, el sueño es importantísimo.

- Quisiese pasar tiempo con usted mi señor, debido a lo ocurrido no pude hacerlo, quisiera al menos que me conociese un poco.

- ¿Que haces despierto tan noche Vegetta? -dijo la reina entrando a la habitación.

- Bueno, a eso me dirigía pero me encontré a este chico.

- Oh Alexis, el chico se quedó con tantas ganas de conocerte, creo que lo justo es que pases el día de mañana con él.

- Pero madre, ya tengo planes...

- Me importa muy poco, el chico se lo ha ganado, harás lo que yo diga.

- Pero... está bien.

- Entonces, Alexis, ve a descansar dulzura, mañana pasarás el día con el príncipe.

- Mil gracias mi señora -se arrodilló ante ella al decir esto- se lo agradezco enormemente.

- Descuida, has sido increíble mientras has estado aquí, es tu recompensa.

- Mil gracias, nos vemos mañana príncipe -dijo Alexis marchándose a su habitación.

- Hasta mañana... madre.

A la mañana siguiente Foolish comenzó a prepararse desde temprano tal y como le había pedido Vegetta, las horas pasaron y pasaron y el príncipe comenzó a creer que su enamorado no llegaría.

Narra Vegetta:

Al día siguiente desde temprano procuré estar listo para terminar cuánto antes aquella salida forzada que tendría, mi madre me había dicho que sería todo el día pero ni de chiste estaría todo el día con alguien que conocía de poco.

- Bien Alexis, ¿estás listo?

- Por supuesto que si mi señor.

Este chico era bastante educado, tal y como había dicho mi madre, y por lo visto se había arreglado para la ocasión, era bastante dulce de su parte.

- ¿Que te gustaría hacer hoy?

- Lo que usted guste su majestad... pero en lo personal, me gustan mucho los campos que hay aquí en Karmaland, ¿cree que podríamos ir ahí un rato?

- Claro porque no, vamos.

Llegamos a aquel lugar y a pesar de que el trayecto había sido agradable no dejaba de pensar en Foolish, espero poder llegar a tiempo para pasar tiempo con él.

- Y bien Alex, ¿cómo llegaste hasta aquí?

- Bueno, vengo de un reino bastante lejano mi señor, dudo que lo conozca, mis padres me trajeron aquí a la edad de 8 años, desde entonces nos sentimos como si fuéramos Karmalandienses.

- Me da gusto que hayan tenido una estancia agradable en Karmaland.

- Es un hermoso reino mi señor, por supuesto que nos agrada.

- No te preocupes con tanta formalidad, puedes llamarme Vegetta.

- Oh no mi señor, sería una falta de respeto.

- Anda, no te preocupes por eso.

- Usted puede llamarme Quackity entonces señor.

- Bien Quackity, soy Vegetta, un gusto.

Las horas pasaron y sinceramente se me fueron volando, pasamos de una charla a otra riendo en muchas ocasiones, no había pasado pláticas tan divertidas además de las que tenía con Foolish...

¡Foolish! No puede ser, me olvidé de él...

Escrito en las estrellas|FooligettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora