CINCO

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Gala

15 años

La cena está siendo muy incómoda, nadie habla, excepto mi madre para preguntar cosas que no vienen al caso y hacer todo más incómodo. Tengo que fingir que no quiero hablar con Tadeo mientras que por dentro me estoy muriendo por llevarlo a un rincón y hablar con él de todas las cosas que nunca nos dijimos por carta. Como, por ejemplo, lo guapo que está, ahora es un hombre, ha crecido en todos los sentidos, es tan alto como Mario, aunque no tan musculoso. Su pelo ha adquirido unos tonos más claros, supongo que ha pasado bastante tiempo bajo el sol en la playa, en cambio, sus ojos siguen teniendo el mismo color, el mar vive en ellos. Tengo que hablar con él a solas, necesito hacerlo y que sepa que sólo estoy fingiendo que no le hablo. En realidad, tengo que contarle mi plan, debe parecer que no nos llevamos bien para que nadie sospeche de nuestra verdadera relación y que esa es la razón por la que lo he estado ignorando todo el día.

—Supongo que nos iremos a dormir pronto— dice mi padre— Estamos cansados por el viaje y mañana nos gustaría ir a hacer algunas compras. Por cierto, Mario, ¿la mensualidad de este mes va a tardar mucho? Realmente la necesito.

Mis mejillas arden por la vergüenza del descaro de mi padre. Nunca vinimos aquí por ellos, mis padres no querían volver, pero tenían que hacerlo para hablar sobre la mensualidad que mi primo nos pasa cada mes.

—No debería tardar mucho más— contesta mi primo— Mañana por la mañana hablaré con mi contable y le preguntaré por qué está tardando tanto este mes.

—Te lo agradecemos, hijo— dice mi madre con una sonrisa falsa— Vivir en Los Ángeles es muy caro, no digamos con una adolescente, Gala necesita su ropa de marca para no parecer menos que sus compañeras de clase, todas esas niñas provienen de familias adineradas.

Aprieto el tenedor con toda mi fuerza.

—No necesito ropa de marca— mascullo.

Mi madre me aprieta el muslo por debajo de la mesa.

—No te preocupes, prima— dice Mario sonriendo— Por suerte, puedes permitírtelo.

Le devuelvo la sonrisa.

—¿Vas a un colegio privado?— me pregunta Sandra.

Abro la boca para contestar, pero mi madre se me adelanta.

—Sí, cariño, tu prima va al mejor colegio privado de Los Ángeles, el segundo más importante de Estados Unidos.

Sandra hace un gesto de asco con la boca mientras mira a mi madre de arriba a abajo.

—Yo voy al público— dice ella antes de tomar un sorbo de su agua— Ahí tengo muchas amigas.

—¿Dejas que tu hermana vaya a un colegio público?— le pregunta mi padre a Mario.

—Ella misma lo eligió— contesta mi primo.

—¿Y no prefieres ir a un colegio donde te enseñen a ser una señorita de bien?— le pregunta mi madre a mi prima.

Sandra pone los ojos en blanco.

—¿De qué sirve ser una señorita?— pregunta— Prefiero jugar con mis amigas y pasármelo bien que ser una estirada con el palo de una escoba metido por el culo.

Tadeo suelta una carcajada, se tapa la boca rápidamente con su mano. Mario no es tan disimulado, su risa resuena en todo el comedor. Mis padres se ríen falsamente.

—Que graciosa es— dice mi madre.

—No era un chiste— contesta Sandra— A algunas personas les gusta aparentar lo que no son, a mí me gusta ser yo misma.

EL PRINCIPITO #1.6 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora