Gala
Estoy nerviosa por conocer a la madre de Sofía. Tadeo no se ha separado de mí desde ayer, me siento tan mal por hacerlo sufrir, todas las cosas tan feas que le dije y no merecía. Él siempre me ha estado cuidando y yo le dije que lo odiaba por matar a quienes me hicieron daño de verdad, a quienes le hicieron daño a él cuando sólo tenía doce años. No lo merecía, no lo merece, Tadeo no ha hecho más que protegerme todo el tiempo. Por eso quiero compensarlo yendo a terapia, quiero mejorar por mí y por él, como me ha dicho esta mañana desayunando, merecemos ser felices y olvidar a quienes no merecen la pena. Tadeo me toma la mano, me saca de mis pensamientos.
—¿Me estaba tocando?— le pregunto.
—Sí.
Tadeo se ha dado cuenta de algo que hago inconscientemente, me toco las cicatrices bajo mi pecho cuando me siento ansiosa. Nunca debí cortarme, pero me sentía tan deprimida, tan agobiada, no sé, sólo sentí el impulso y lo hice, me arrepiento de ello cada día. No son grandes cicatrices, no me importa verlas o que las vea Tadeo, no es un complejo que tengo, sin embargo, no me gusta que estén ahí porque me recuerdan lo vulnerable que fui y soy. Quiero ser alguien fuerte y valiente, alguien a quien no puedan hacer daño tan fácilmente, Tadeo dice que lo seré, pero que necesito tiempo y ayuda para ser así.
—Carmen te ha preparado arepas con queso.
—¿En serio?
Tadeo sonríe.
—Sí, en cuanto le dije que íbamos a comer ahí cortó la llamada y se fue a la cocina, mi hermana me lo dijo, que por cierto, también está feliz de verte, dice que últimamente trabajas demasiado.
—También la extraño, he estado trabajando mucho, es cierto.
—Bueno, vas a tomarte un descanso, Felipe sabe lo que tiene que hacer y el departamento no te necesita en estos momentos.
—¿Y Jacobo?— tu hermano me dijo que me encargara de él.
—Yo lo haré, no te preocupes por eso, necesitas descansar, ir a terapia y alimentarte bien.
Asiento.
Me siento tan abrumada por tanta consideración, por tanto amor hacia a mí, un amor que creo que no merezco.
Tadeo detiene el coche en la casa, me sostiene la mano con fuerza.
—No estés nerviosa, amor— me dice con dulzura.
—Tengo miedo.
Acaricia mi mejilla con su pulgar, me inclino hacia su toque de forma inconsciente.
—Mariela no te va a rechazar, ella es buena.
—¿Por qué siempre pareces saber lo que estoy pensando?
Tadeo sonríe.
—Porque llevo doce años a tu lado, amándote, observándote y protegiéndote. Vamos, antes de que alguien nos vea.
Abro la puerta del coche y salgo, el calor me golpea más que nunca, son mis nervios. ¿Por qué estoy tan nerviosa por conocer a la suegra de mi primo? Y lo más importante, ¿por qué tengo miedo de que me rechace? Estoy tan confundida, pero tan agradecida de que Tadeo esté a mi lado guiándome hacia el camino correcto. Empujo la puerta de casa, hay un nuevo olor que antes no estaba, no he venido por aquí desde hace un tiempo. Antes olía a mis primos, podía distinguir cada uno de sus olores, Sandra huele a flores, Mario huele a madera y humo, fuerte y masculino, y Tadeo, él huele a hogar, a mar. Pero hay algo salvaje mezclado con tranquilidad en el ambiente, una mezcla extraña y fascinante, inhalo hondo, mis nervios se relajan. Una melena oscura como la noche aparece en mi visión en cuanto doblamos la esquina del pasillo, Carmen desvía sus ojos hacia a mí. La mujer que está con ella gira la cabeza, sus ojos negros me observan antes de esbozar una sonrisa. ¿Sonríe por mí?
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EL PRINCIPITO #1.6 [Disponible en físico]
Romansa©️Historia registrada en el Registro de la Propiedad Intelectual de España. Cualquier tipo de plagio será denunciado ante la ley. El registro protege la historia de forma internacional. ------------------------------- Todos los derechos reservados...