VEINTISÉIS

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Gala

—¿Estás segura de esto? — me pregunta Clay mientras me ayuda a cerrar la maleta.

Asiento. Sólo una vez estuve tan segura de algo, cuando decidí quedarme con mi hijo. Ahora vuelvo a tener la misma determinación, Tadeo viene a por nosotros, por fin lo ha hecho. Estoy un poco nerviosa por las repercusiones que tendrá nuestra salida a la luz, pero mamá nos apoya, James también y creo que Hugo no ha dicho nada de nosotros. Clay pone su mano sobre la mía.

—Gala, yo...

—No lo hagas— le interrumpo— No continúes esa frase.

—Necesito confesarte lo que siento.

Niego con la cabeza, Clay toma mi barbilla con sus dedos, me obliga a mirarlo a los ojos.

—Quédate—me dice— Quédate conmigo, cuidaré de ti y de tu hijo, le daré mi apellido y seré su padre si es necesario.

Aparto su mano de un manotazo.

—Mi hijo tiene un padre y un apellido, Reyes, esa es su familia y Tadeo Reyes es su padre.

—Por favor, quedaos, os cuidaré.

—No dudo de que lo harías, lo has estado haciendo durante tres meses, pero yo no te amo, Clay, lo siento.

Agarro el asa de mi maleta, Clay me detiene para agarrarla él, bajamos las escaleras, Clay deja la maleta junto al sofá del salón.

—Entonces, ¿esto es todo? — me pregunta.

—Sí, sólo tengo esa maleta, no he comprado nada para el bebé.

—No me refiero a eso, sino a nosotros.

—Clay no hay ni nunca hubo un nosotros, sólo somos amigos.

Clay se frota la barba con sus dedos. Es un hombre realmente guapo y bueno, pero no lo amo. Mi corazón sólo pertenece y siempre ha pertenecido a un sólo hombre, Tadeo Reyes. Hace horas que me dijo que ya estaba de camino, decidí ir a dar un paseo para que no se me hiciera muy largo el tiempo de espera. Ya debería estar aquí hace horas, quizás el vuelo se haya retrasado. Siguen pasando las horas, he estado paseando de un lado a otro de la sala, he comido un poco, pero nada me saca del pensamiento a Tadeo, han pasado siete horas desde que debería haber aterrizado el avión. Me siento en el sofá, no tengo ni una sola llamada de él, Clay se sienta a mi lado.

—¿Seguiremos en contacto? — me pregunta.

—Claro— contesto sonriendo.

El timbre de la casa de Clay suena, me levanto de un salto, bueno, un salto extraño, ya que mi barriga no me deja moverme mucho. Clay se acerca a abrir la puerta, sonrío como una tonta, estoy a punto de ver a Tadeo después de tres meses. Me balanceo hacia adelante y hacia atrás en mis pies, mi sonrisa se desvanece cuando veo a James y mi primo Mario entrar en la sala, los ojos de mi primo se fijan en mi vientre, pone sus manos en él.

—Gala— jadea mi nombre.

Se pone de rodillas, me levanta la camiseta y besa mi vientre, pega su frente en mi barriga.

—¿Dónde está Tadeo? — pregunto.

Mi pulso se acelera rápidamente, comienzo a marearme, James se acerca a mí, me toma la muñeca.

—Tienes que tranquilizarte, tu pulso está muy alto— me dice.

—Tadeo, ¿dónde está?

Mi primo se pone de pie, me empuja por los hombros hacia abajo para obligarme a sentarme, luego se pone en cuclillas frente a mí.

EL PRINCIPITO #1.6 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora