Gala
Es el último día de vacaciones, mañana volvemos a Los Ángeles. No quiero irme, estos días en Cartagena me lo he pasado tan bien, Sandra es increíble, es como la hermana que nunca tuve, Mario es tan protector y cariñoso, a pesar de que podría asustarte con su enorme físico. En cuanto a Tadeo, no quiero volver a alejarme de él, por el día fingimos que nos odiamos, a veces hasta discutimos, pero por las madrugadas nos reunimos en la despensa de la cocina, hablamos de muchas cosas, algunas de esas cosas ni siquiera tienen sentido, pero Tadeo hace que quieras hablar de todo con él. La risa aguda de mi madre me saca de mis pensamientos, ha invitado a sus antiguas amigas a pasar la mañana en la piscina. Mario está trabajando, cuando vuelva y vea que mi madre se ha tomado la libertad de invitar a su casa a sus amigas sin permiso se va a enfadar y mucho.
—Gala va a un colegio privado y super exclusivo en Los Ángeles— le dice mi madre a sus amigas.
Esas mujeres son tan estiradas como mi madre. Jimena y Nadia Medina, la esposa y la hija de un socio de mi primo Mario.
—Ojalá Mario aprendiera de tu esposo y de ti— dice Jimena— Debería enviar a Sandra al internado al que fue mi Nadia, allí la enseñarían a comportarse como debe.
Sandra la imita con gestos desde la piscina, me tapo la boca con la mano para disimular mi risa.
—Sandra compórtate— la regaña mi madre— Eres una mujer.
—¡Soy una niña!— chilla ella.
—Es una salvaje— murmura Nadia.
—Es una niña de trece años— le digo— Está en la edad de comportarse así.
Mi madre me pellizca el muslo.
—No contestes a los adultos— espeta— Perdona a mi hija, Nadia, unos días juntándose con Sandra y mírala.
—¿Qué es lo que hay que mirar?
El color desaparece del rostro de mi madre, se gira lentamente hacia atrás para mirar a mi primo Mario. Sandra sale del agua, salta a los brazos de su hermano.
—Nadia me ha llamado salvaje y la tía Yesenia ha regañado a la prima Gala por defenderme.
Mario frunce el ceño.
—Le ha pellizcado en el muslo— susurra Sandra.
Mario deja en el suelo a su hermana, su mandíbula hace tic por la tensión. Mario se detiene frente a Nadia y su madre.
—Vosotras dos, fuera de mi casa.
—Yesenia nos ha invitado a almorzar— dice Nadia.
—Oh, por supuesto, disculpadme— Nadia y su madre sonríen— Tía Yesenia, eres tan educada, has invitado a una casa ajena a gente sin permiso del dueño.
Mi madre traga grueso.
—Es nuestro último día aquí, pensé que...
—¿Tengo cara de que me importe lo que tú piensas?— la interrumpe Mario, mira a Nadia y a Jimena— Tenéis dos opciones, os vais por vuestra propia voluntad o llamo a Hugo y Nelson para que os echen.
Nadia y su madre se ponen de pie.
—Eres un maleducado— le dice Nadia.
Mario sonríe.
—Fuera— les dice.
Badia me golpea en la mejilla con la esquina de su bolso cuando pasa por mi lado, me toco con las yemas de mis dedos, tengo un poco de sangre.
—¡Nadia discúlpate!— grita mi primo.
Ella se vuelve para mirarme, la ira irradia por todo mi cuerpo.
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EL PRINCIPITO #1.6 [Disponible en físico]
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