Tadeo
23 Años
Dos horas de sueño. Es lo único que he podido dormir en toda la noche, me duele el cuerpo, sobre todo la cabeza. Llevo días nervioso, agitado, ansioso. Reaccionó histérico a todo lo que me dicen o me hacen, no he sido capaz de hacer ninguna broma desde hace días, en lo único que pienso es en ella. Mi mujer regresa hoy después de dos años sin verla en persona, han sido los peores años de mi vida. Dos jodidos años sin ella, tan sólo nos hemos visto por videollamadas puntuales, tampoco podíamos hablar mucho porque siempre tenía trabajo que hacer. Se acabó todo eso, ella ya viene, viene a por mí. Su ático en la ciudad está preparado para ella, yo mismo me encargué de buscar uno y comprarlo. Como le dije, mi hermano no se lo negó, hasta le ha comprado un coche, le va a encantar. El grito de felicidad de Sandra me alerta, Gala está aquí. Me levanto del sofá de un salto. Mis manos tiemblan, mi pulso está acelerado, mi corazón latiendo con fuerza dentro de mi pecho. Tengo ganas de vomitar. Los pasos suenan por el pasillo, tacones. ¿Tacones? Nunca ha usado ese tipo de zapatos. Una pequeña figura aparece por la esquina del pasillo. Verde. Ojos verdes mirándome. Está aquí.
—Hola, primo.
Esa voz. Ya no la oigo a través del móvil, ahora está aquí. ¿Es un sueño? Sí, probablemente esté soñando. ¿Y si ella no está aquí en realidad? No, lo está, la estoy viendo con mis propios ojos.
—Tan educado como siempre— protesta mi hermana— ¿En serio no vas a darle ni un abrazo a nuestra prima después de dos años sin verla?
Por fin me despierto del trance en el que estaba sumido. Mis piernas quieren ceder a medida que me acerco a Gala, abro mis brazos, pesan, pesan mucho, aun así, logro rodear su cuerpo. Calidez, hogar. Huelo su pelo, sigue oliendo igual, no ha cambiado. Ella está aquí, de verdad está aquí.
—Te amo— susurro en su oído.
Rompemos el abrazo. Gala desvía la mirada de mí para centrarse en mi hermana.
—Todo sigue igual— le dice.
—He crecido— contesta mi hermana.
Gala se ríe. El sonido llega hasta mi corazón. Los ojos de mi hermana se posan en mí.
—¿No tienes nada más que hacer que mirar como un acosador a nuestra prima?
—Yo...— titubeo.
Sandra enreda su brazo con el de Gala.
—Vamos a mi habitación, tenemos muchas cosas de las que hablar, Pedro debe estar a punto de llegar.
Me quedo congelado mientras las veo alejarse de mí. Gala me mira por encima de su hombro. Esto no es lo que yo pensaba que iba a pasar cuando nos reencontráramos. ¿En qué estaba pensado? Claro que esto es lo que iba a pasar. No es como si pudiera besarla delante de todos y llevarla a mi habitación. Mi hermano me mira fijamente.
—¿Ya estás molesto?— me pregunta— Acaba de llegar, hermano, deja que descanse antes de comenzar a pelear con ella.
Sin decir nada, me marcho a mi habitación. Cierro de un portazo, irritable, así llevo varios días. La quiero conmigo en estos momentos. Ella es mía. Estoy celoso de mi hermana pequeña, joder. Pateo mi cama. Ha sido una puta prisión estos dos años, me ahogaba en ella. ¿Descanso? Ya no sé qué es eso. No puedo seguir en esta casa sabiendo que ella está aquí y no puedo estar a su lado, la quiero para mí solo. Bajo las escaleras, mi hermano sigue en el mismo sitio donde lo dejé.
—¿A dónde vas?
—Fuera, no quiero estar aquí.
—Joder, Tadeo.
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EL PRINCIPITO #1.6 [Disponible en físico]
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